Pese a la dificultad que supone contar con cifras precisas, la colocación de implantes dentales es hoy día una de las intervenciones más extendidas a nivel mundial. En los últimos años ha pasado de ser un tratamiento elitista a un tratamiento al alcance de la mayoría de los pacientes, y la alternativa número uno en la pérdida de dientes.
Si echamos la vista atrás podemos comprobar que los implantes dentales, como muchos otros avances de la humanidad, de la ciencia, la tecnología o la medicina, se descubrieron “por casualidad”. En 1965 el doctor e investigador sueco Per Ingvar Branemark estaba trabajando y experimentado en el campo de la micro circulación sanguínea. Branemark se dio cuenta de que los pequeños microscopios de titanio que colocaba en los huesos vivos acababan siendo para él un inconveniente en su investigación… ya que no los podía extraer. Los dispositivos de titanio se unían al hueso como si hubiesen sido soldados.
Branemark podría haber recurrido a otra técnica para no desviarse de su foco de investigación. Pero optó por seguir experimentando con este inesperado descubrimiento. Y así fue como se confirmó la gran afinidad que existe entre el titanio y el hueso vivo, cosa que se aplicó a la práctica en traumatología con extraordinarios resultados.
Este descubrimiento revolucionó la práctica odontológica, ya que los implantes dentales no son otra cosa que “raíces de titanio”, que reemplazan las raíces naturales dentales y cuya unión al hueso es más fuerte que la de estas últimas.
El titanio cuenta con unas características muy diferentes al resto de los metales: no es imantado, no genera interferencias cuando hacemos Resonancias Magnéticas, y es muy biocompatible. En el hueso, el Titanio tiene la habilidad de osteointegrarse.
¿Qué es un implante?
Un implante dental, como ya se ha dicho, se puede asemejar a una raíz artificial. Su diseño es igual a los tornillos que todos conocemos, pero su composición es de titanio y su diámetro está entre los 3,75 y los cinco milímetros.
Un implante se coloca como un tornillo en la madera: el implante queda sujeto al hueso de manera provisional mediante la rosca, pero en realidad está separado del hueso por décimas de milímetro. En el transcurso de dos o tres meses el hueso crecerá hasta abrazar el implante. Es en ese momento cuando ya se ha producido la osteointegración, y cuando ya es posible cargar encima, y por tanto ya podemos colocar una corona para masticar. Para hacernos una idea, ese tornillo ya no se puede “desenroscar”: si queremos retirarlo, tendríamos que retirar también todo un cilindro de hueso alrededor.
¿Quién puede recurrir a los implantes?
Hoy en día prácticamente todo el mundo puede colocarse implantes, no importa edad ni enfermedad. Tan solo hemos de ser conscientes de un factor, la tasa de osteointegración, o dicho de otra manera: la posibilidad del “fracaso” de los implantes, que pueden no adherirse al hueso. Esto, no obstante, es algo muy poco frecuente: hoy día existe un índice de unión (es decir, de osteointegración) de alrededor de un 95-98%. Podríamos decir que es tal vez el tratamiento médico de mayor éxito. En pacientes de riesgo esta tasa puede bajar hasta un 90%. Estos pacientes de riesgo a la práctica son sobre todo fumadores importantes.
Eso no quiere decir que un fumador no pueda colocarse unos implantes. Eso sí, en primer lugar les recomendamos que dejen el hábito (a menudo este es un buen momento para dar el paso) y, en caso de que no lo abandonen, los fumadores deben tener presente que existe la posibilidad que tal vez haya que repetir la colocación de algún implante.Intervención sencilla e indolora
La colocación de los implantes es una intervención muy sencilla, con anestesia local, no produce dolor ni inflamación. Al día siguiente de la intervención el paciente ya puede volver a su vida normal. Incluso ya es posible colocar implantes sin cirugía, siguiendo el siguiente procedimiento: en primer lugar se realiza un TAC al paciente, y gracias a un sistema informático en 3 dimensiones se visualiza el hueso del paciente. “Virtualmente”, a través del ordenador, se colocan los implantes, cerrando de este modo el proceso de planificación de la intervención. A continuación se crea una férula que se adapta a la boca del paciente, y que sirve de guía, ya que en ella están marcados los orificios donde se deberán colocar los implantes. Es decir, los implantes se colocan como si fueran “inyectados”, sin puntos, sin heridas, sin hinchazón y muy rápidamente.
Volver a masticar
Un tema que genera mucha confusión alrededor de los implantes dentales es el tiempo que debe transcurrir para que el paciente pueda masticar con normalidad.
Hoy en día, tanto para los casos puramente estéticos como para la colocación de toda una arcada, se lleva a cabo la técnica denominada “Carga Inmediata”: el paciente sale de la intervención ya con sus nuevas piezas dentales. Esto le permite reincoporarse a su actividad normal al día siguiente, aunque hay que tener presente que durante dos o tres meses deberá masticar comida blanda, hasta que el implante se una al hueso.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que hay casos graves, de pérdida casi total del hueso. Para esos casos, afortunadamente, ya no son precisos los tratamientos largos y costosos de años atrás basados en injertos óseos de la cadera o de otras partes. Los pacientes sin hueso también puede recurrir a los implantes (existen tipos de implantes avanzados, como los cigomáticos o pterigoideos) que hacen que ya no sea necesario el injerto de hueso y que puedan contar con una prótesis inmediata desde el primer dia. Es decir, pasamos a tratamientos más asequibles, fáciles, rápidos y con resultados satisfactorios desde el primer día.
Por tanto, podemos decir que prácticamente cualquier persona puede acceder hoy día a esta gran “revolución” que llegó de manos del descubrimiento de Branemark. Gracias a él, ya no es necesario recurrir a las prótesis completas (las que coloquialmente llamamos “castañuelas”) en los casos de pérdida total de la dentadura. Y para muchas otras personas, que simplemente precisan de una o varias piezas dentales, los implantes son la mejor solución para tener confort y seguridad estética, ya que la evolución en esta técnica ha logrado que el diente sobre el implante sea ya casi indistinguible de un diente natural.
Sigamos cuidando nuestros dientes naturales, pero olvidemos las prótesis completas que tenían nuestros abuelos… porque esa perspectiva es hoy en día parte del pasado, afortunadamente.