miércoles, 1 de febrero de 2012

El verano en tu plato



He aquí la estación de los colores, de los calores, de los sabores… Estación durante la cual nadie tiene ganas de comer como lo hace el resto del año. ¡Lo estabas esperando y finalmente llegó! ¿Quién? ¡El verano, por supuesto! Prepárate para poner el sol en tu plato.

Saber disfrutar de un ritmo diferente
Verano es sinónimo de vacaciones. En esta época del año, uno desea tomarse su tiempo, no agitarse. El ritmo de las comidas a menudo se ve modificado, lo cual no es para nada sorprendente y en definitiva, puede resultar muy juicioso. Podemos decir que es el único momento del año en el que no debemos forzarnos a comer bien por la mañana. El desayuno ocupa así un lugar privilegiado. Productos lácteos refrescantes, diversas frutas de temporada, quesos artesanales… En verano, por la mañana, no dudes en alejarte del “menú” tradicional del desayuno (café con leche y tostadas) para transformarlo en una verdadera comida, copiosa y variada. De esta forma, aprovechamos todas las ventajas para arrancar en plena forma y disfrutar de la jornada. Y si uno se levanta un poco tarde, el desayuno puede incluso transformarse en forma de brunch, ¿por qué no?

La comida del mediodía a menudo se simplifica en esta estación, especialmente porque hace calor. En cambio, generalmente se disfruta de un tentempié a media tarde para recuperarse un poco y rehidratarse, mientras que la cena, a menudo tardía, “con la fresca”, nos permite disfrutar de una larga reunión familiar o entre amigos.

Descubrir otros sabores y despertar el apetito
Pero verano también es sinónimo de calor (o debería serlo...), lo que no favorece la ingesta de alimentos. Cuando hay canícula, ¿quién tiene hambre!? Afortunadamente existen soluciones agradables y apetitosas. Evidentemente, se puede comer comida fría, o incluso helada: ensaladas, postres de gelatina, helados y sorbetes son todo un éxito en este periodo del año. Las barbacoas también son muy apreciadas: carnes o pescados asados en una parrilla forman parte de los placeres del verano: ¡Incluso sin hambre! Pero hay un truco: los compuestos volátiles que se forman en la superficie de los alimentos asados son particularmente aromáticos ¡y vuelven las parrilladas irresistibles!

¡Quitarse la sed!
¿Por qué no inspirarse en las tradiciones culinarias tradicionales que saben combatir el calor y hacer de ellas un aliado? En toda la cuenca mediterránea, en las islas tropicales, en India y en América latina, las virtudes de las especias para abrir el apetito son bien conocidas. Nada más eficaz que un condimento de curry o pimientos en una salsa para estimular las papilas. Es pues el momento de poner en el menú platos venidos de otros lugares, cuyos perfumes y sabores nos darán ganas de pasar a la mesa. En todos esos países de sol, se sabe también que es importante beber abundantemente así que no te prives de hacerlo. Por lo general, uno se quita la sed al final de la comida, con agua fría sola o mezclada con zumo de limón u hojas de menta. O incluso con té verde servido bien caliente, consumido a discreción entre las comidas. Esta es, según sus incondicionales, la bebida más agradable y eficaz contra la canícula.





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