La caries es uno de los problemas de salud más comunes a escala planetaria, por falta de asistencia médica y también por malos hábitos de higiene y alimentación que contribuyen al deterioro dental de millones de personas. Frente a este impacto negativo, la Medicina Tradicional y Natural busca nuevas vías o recoge tradiciones olvidadas para aliviar un daño, que casi ningún humano ha logrado evadir.
La caries dental permanece como la afección crónica aislada más común de la infancia, al punto de ser registrada con más frecuencia que el asma. Es una enfermedad infecciosa y transmisible, adquirida por la mayoría de los niños a través de sus madres o familiares, por transmisión salival directa, ya que en la flora cariógena de esta se incluyen varios tipos de bacterias, entre ellos el Streptococcus mutans, cuya presencia en infantes se ha detectado hasta en niños menores de dos años de edad.
Según los expertos, existen cuatro soluciones para detener la acción de las caries:
- la higiene dental,
- la visita periódica al estomatólogo,
- la acción de medicamentos preventivos con alto contenido de flúor, y
- una buena alimentación.
Desde que en el niño comienzan a brotar los dientes —y aún antes— la higiene constituye una costumbre insustituible. Además, a pesar de la desafortunada reputación legada por sus iniciadores, la visita, al menos anual, al estomatólogo y el seguimiento de sus indicaciones son determinantes en el mantenimiento de una buena salud bucal.
Con respecto a la acción del flúor es conveniente saber que este actúa en un intercambio de iones calcio del esmalte con los iones flúor, en el que se forma fluorapatita, en vez de hidroxiapatita, lo que endurece el esmalte y lo hace más resistente al ataque de los ácidos resultantes de las reacciones químicas generadas por la acción de las bacterias presentes. El mecanismo de protección del flúor, actúa tanto desde dentro como desde fuera del diente. El que actúa desde dentro es el que se ingiere. Como por lo general los alimentos contienen sólo pequeñas cantidades de fluoruro, este se puede agregar por medio de tabletas, que se administran en ciertas etapas de la vida, o por medio del agua de consumo diario. Como esto no siempre es posible, toma especial interés el flúor que actúa desde afuera, por medio de dentífricos o enjuagues.
Origen de las cariesEl azúcar y los dulces han sido considerados durante mucho tiempo los principales causantes de la caries, pero realmente no son los únicos responsables. Los alimentos ricos en carbohidratos complejos son los que causan el mayor deterioro, ya que se adhieren a los dientes y los ácidos que se forman en su degradación, por la acción bacteriana, permanecen mayor tiempo en contacto con el esmalte en lugar de ser eliminados por la saliva.
Con la fruta seca, rica en azúcares simples, ocurre lo mismo que con los alimentos ricos en carbohidratos. Los jugos ácidos en exceso, como el de naranja y el de toronja, también contribuyen al deterioro dental debido a sus niveles de acidez y alto contenido en azúcares simples, sin embargo, no se evitará su ingestión por esta composición pues se perderían sus beneficios: lo realmente importante es no descuidar nuestra higiene bucal.
Entre las recomendaciones más eficaces para la prevención de la caries está la reducción del consumo total de azúcares sencillos de la alimentación diaria, evitar comer entre horas y mantener una alimentación equilibrada, que impida que se produzca un déficit de los nutrientes esenciales, especialmente durante los primeros años de vida, período en el que estos componentes participan en la composición de huesos y dientes.
Entre los grupos de mayor riesgo se incluyen los niños, las embarazadas y los mayores de 40 años. Los primeros por la adquisición de malos hábitos alimentarios; las embarazadas por los cambios hormonales producidos en su organismo que intensifican la acidez de la cavidad bucal; y los adultos por el deterioro natural, aunque una buena higiene bucal puede prolongar la salud dental sin límites definidos.
Secretos de vegetalesDurante siglos el hombre convivió con las caries como parte del equilibrio natural. Hace algo más de una década fue encontrado entre los hielos perpetuos de los Alpes suizos un caballero medieval con profundas cavidades en su dentadura, lo que confirma que los europeos no encontraron soluciones previas al problema antes del nacimiento de la Estomatología, que según cuentan, fue en sus inicios una profesión de barberos y herreros.
A diferencia de sus congéneres del Viejo Mundo, la cultura Maya tuvo mejor suerte y entre sus soluciones iniciales estuvo el empleo de sustancias de origen vegetal y animal, como las raíces de la especie denominada chacmum (Rauwolfia heterophyla Willad), las que se aplicaban contra los dientes para tratar las caries y las molestias dentales. Con el mismo fin usaban otros analgésicos dentales como las cenizas de iguana quemada viva, el hollín pulverizado envuelto en algodón en rama, el diente de una serpiente de cascabel puesto en vinagre o la hiel de ciertas ranas.
La tendencia al uso de medicamentos de origen natural incluye hoy también los terrenos de la Estomatología, con acciones preventivas y curativas surgidas de la utilización de sustancias vegetales o elaboradas por animales, como es el caso de los propóleos generados por las abejas.
Entre las plantas aplicadas en la lucha contra las caries figura la manzanilla (matricaria recutita) cuyos enjuagues contribuyen a evitar la formación de la placa dentobacteriana, al tiempo que actúan contra la acción ácida de las bacterias, que desmineraliza los dientes y les deja una antiestética pigmentación blanquecina. Por su fácil adquisición, la manzanilla es mucho más barata y se encuentra al alcance de cualquier persona: la elaboración de un colutorio a partir de ella es sencilla y también está demostrada su acción benéfica contra las inflamaciones gingivales provocadas por microorganismos que pueden afectar en el transcurso de algunos tratamientos o la prolongación de estos.
Otro recurso de orden vegetal es el aloe vera o sábila, como también se le conoce, el que además de resultar apropiado en casos de gingivitis y sangramiento de las encías, por sus propiedades antinflamatorias y cicatrizantes, también es preventivo de las caries al proteger los dientes de los elementos agresivos que desgastan el esmalte por su acción antiácida. Para su empleo, la pulpa del aloe vera se libera de su envoltura, que tiene propiedades cáusticas, y se mastica para que actúe en unión de la secreción salival. Como su sabor no resulta agradable, admite que se le añada miel de abejas, la que también posee propiedades bactericidas.
Menos popularizado, el xilytol es un sustituto del azúcar, completamente natural y seguro, que se extrae del abedul y no puede ser fermentado por las bacterias orales. Diferentes estudios han demostrado clínicamente que el chicle con xylitol masticado después de las comidas o las meriendas, reduce la incidencia de caries y la formación de placa dental, lo que no ocurre con otras gomas de mascar. A diferencia de la sacarosa, el xylitol no se fermenta, de modo que no se producen ácidos en la placa dental, cosa que ocurre normalmente después de las comidas y meriendas que incluyen azúcares fermentables. Este producto, estimula el flujo salival, neutraliza los ácidos producidos por otros carbohidratos fermentables, interfiere en el crecimiento de las bacterias orales implicadas, por tanto neutraliza la acidez y promueve la remineralización dentaria, lo que equivale a impedir el avance de la caries.
Aunque consumidos por millones de personas con fines sociales, el café y el té verde figuran entre las opciones frente a las agresiones de las caries, pero siempre que se ingieran en su forma natural y libres de la presencia de azúcar.
Algunas investigaciones han demostrado que ambos, con mayor presencia en el té verde, contienen flúor, lo que contribuye a su acción preventiva contra el deterioro de la placa dental.
En Cuba, una de las plantas con la que se han obtenido resultados favorables es la caléndula, también llamada maravilla, cuyas propiedades antinflamatorias y antisépticas han permitido establecer una vía de enfrentamiento a las caries, ya que sus flores tienen la capacidad de estimular las células de nuestro sistema inmunológico conocidas como macrófagos lo que propicia la destrucción de bacterias. La popularización en Europa de su consumo en forma de infusiones ha conseguido reducir las inflamaciones bucales, aunque, los estudios en Cuba apuntan a su empleo como colutorios. Sus primeros resultados indican un incremento de esta práctica con una mayor cantidad de pacientes por su bajo nivel de rechazo en personas alérgicas.
El estudio de los propóleos ha demostrado su acción antinflamatoria, antibacteriana y antiséptica. Estas sustancias clasifican como una de las mejores opciones de índole natural en el enfrentamiento preventivo de las caries. El propóleo resulta un medicamento eficaz como antiséptico bucal, ya que una concentración al 30%, unida con sulfofenato de zinc, se convierte en un excelente bactericida que inhibe la acción y el desarrollo de las bacterias de la cavidad bucal. También se emplea como barniz dentario en una disolución de éter-etanol al 50% y en casos de caries ya formadas impide la acción del Streptococcus mutans, una de las bacterias más agresivas en la desmineralización del esmalte.
Dentro de la aplicación de métodos tradicionales, la acupuntura constituye un factor de interés aunque estos no sean aplicados directamente en la atención preventiva de las caries. Sus resultados positivos en las odontalgías están probados, por lo que su uso se extiende a las acciones curativas que requieran analgesia, como las extracciones dentarias con una significativa reducción de los efectos colaterales que pudieran ocasionar los anestésicos locales.
Medidas siempre útilesAunque no existe una dieta contra las caries, cuyo origen proviene en buena medida del consumo de los populares carbohidratos, sí existen recomendaciones válidas para impedir el desarrollo de una agresiva flora bacteriana que destruya la placa dentaria.
Algunas pueden ser aplicadas en los primeros meses de vida, a fin de evitar posteriores complicaciones y entre ellas está el conocimiento de las potencialidades de la leche, cuya riqueza en proteínas y minerales constituye uno de los soportes alimentarios de varias culturas occidentales.
La leche humana no disminuye el pH ni apoya el crecimiento bacteriano, cuando se la considera aisladamente, pero en presencia de otros azúcares multiplica por 130 su poder cariogénico, en tanto, las fórmulas lácteas infantiles son cariogénicas, porque —todas ellas— disminuyen el pH de la placa, lo que favorece el desarrollo de las bacterias.
Varias instituciones internacionales recomiendan para evitar las caries: el amamantamiento hasta el año de vida, la introducción de alimentos sólidos a partir de los seis meses, el apartamiento del biberón y del seno materno luego del año de edad y la introducción de tazas de entrenamiento para leche y otras bebidas, al cumplir el primer año de vida.
No son recomendables que los niños se duerman con un último biberón, salvo que este contenga agua, ni el libre acceso al seno materno después de la erupción del primer diente.
Se recomienda alentar la costumbre de beber de un vaso antes del primer cumpleaños. Está demostrado que el biberón después del año de edad, contribuye a un contacto más prolongado de los dientes con los azúcares de los líquidos que contiene, lo que genera la aparición de caries.
Como parte de las más tempranas medidas de higiene bucal, antes de la erupción de los primeros dientes, se insiste en la limpieza, que puede realizarse con una gasa limpia humedecida con agua hervida; una vez brotados los dientes se comienza el entrenamiento con el cepillo dental y transcurridos seis meses de haber brotado el primero, hacerlo examinar por un especialista.
Es importante estar atentos al consumo de medicamentos en los menores, ya que si bien resulta provechosa la disminución del azúcar en los alimentos, no se puede olvidar que esta está presente en la totalidad de los fármacos pediátricos.
Para los adultos las dietas recomendadas estimulan el consumo después de las comidas de alimentos que provoquen una masticación fuerte y que reduzcan la acidez de la saliva, como quesos o maní por su efecto protector frente a la aparición de caries.
Y como indicación reiterativa, el cepillado de los dientes una vez que se termine de comer, aunque, si en un momento determinado no se dispone del cepillo adecuado, emplear como paliativo el hilo dental o un fuerte y abundante enjuague con agua.