Lograr mantener buena salud bucal ofrece un algo encantador para la persona durante cualquier etapa de la vida. En la consecución de este empeño se conjuga desde el cuidado a la primera dentición, hasta en los años de la tercera edad, épocas en que puede ejercitarse igualmente la prevención. Lo fundamental es orientar hábitos adecuados de higiene, de alimentación y alertar sobre el tabaquismo, como factores que favorecen la aparición de alteraciones en la cavidad bucal.
Aunque muchas personas piensan en la pasta, lo fundamental es la acción mecánica del cepillado.
En una boca limpia las enfermedades bucales son menos frecuentes, porque es menos vulnerable a los gérmenes y bacterias.
No se puede hablar de afecciones bucales sin mencionar las caries, esa enfermedad infecciosa que ocasiona –al igual que las alteraciones en las encías- la pérdida de muchos dientes.
Después de los hábitos higiénicos, están los de la alimentación. A los niños debe dárseles alimentos ricos en fibras, con pocas papillas, para que hagan el efecto físico de limpieza de los dientes y el efecto mecánico de fricción sobre las encías.
Para la salud en general es conveniente una alimentación balanceada, de pocas grasas, y poca sal. Si el pequeño no está sano y carece de las vitaminas y los minerales necesarios, no le brotarán bien los dientes ni tendrá la boca sana, pues las avitaminosis se traducen en alteraciones bucales.
El mal hábito de fumar
Está súper demostrado que en las lesiones malignas bucales el agente biológico o factor de riesgo más importante es el hábito de fumar; entre ellas la más frecuente es la leucoplasia que evolucionan generalmente hacia formas graves. Existen algunos casos de personas que no fuman y las adquieren, son las de origen ideopático y se observan más raramente.
En un estudio cubano de 400 pacientes que presentaron lesiones preneoplásicas a los que se les ha dado seguimiento por más de 10 años, se ha constatado que los que efectivamente dejan de fumar van mejorando paulatinamente, sin tratamientos agresivos de cirugía.
Prevenir el cáncer bucal
Existen factores dentales que al disminuir pueden eliminar el riesgo de cáncer bucal, y deben ser resueltos al acudir a la consulta del estomatólogo. Entre ellos los dientes filosos, las prótesis desajustadas y las obturaciones desbordantes, que pueden producir alteraciones celulares y sensibilizar el área donde aparecen, de modo que la hacen susceptible a cualquier afección o infección. Es importante que una persona a la que se le caiga una obturación, acuda a la consulta, si la prótesis le molesta, o si se le cayó el “ganchito” y ahora le hiere la encía. Porque la boca tiene la cualidad de que al principio, cuando ocurre alguno de estos traumas crónicos, molesta mucho, pero después el organismo (en mecanismo de defensa) disminuye el dolor, pero la lesión se mantiene.
Con pequeñas y efectivas acciones en el sillón de consulta, el estomatólogo puede aliviar un borde filoso, ajustar una dentadura, hacer una obturación correcta o pulir una obturación que quedó rugosa.
El programa nacional de detección y control del cáncer bucal pretende evitar que las personas se enfermen y que los que tienen la afección sean curados. Porque aunque esta enfermedad puede producir la muerte, con un tratamiento oportuno hay una alta posibilidad de que las lesiones sanen.
Para concluir
En la prevención de las enfermedades bucales resulta clave el cepillado de los dientes, pero lo importante no es tanto las veces que se haga, sino realizarlo de manera minuciosa. Se recomiendan los hábitos higiénicos y alimenticios adecuados, erradicar el hábito de fumar, acudir a la consulta del estomatólogo al menos una vez al año, y hacerse un autoexamen bucal con un espejo para detectar cualquier lesión en la boca. Lo esencial es prevenir, mantener limpia la boca y vivir con hábitos saludables. Así, su sonrisa será encantadora y sana.