Si eres de los que no pueden sentarse a la mesa a comer sin tener a la mano el salero, porque piensas que los alimentos no saben rico sin sal extra, solo necesitas pasarte la lengua por la boca para remediarlo o esperar a que los investigadores sinteticen el siguiente avance.
Hace unas semanas, científicos de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, descubrieron que los dextranos, compuestos de la placa dental, formados de almidón, son capaces de engañar al cerebro y hacerle creer que lo que está comiendo es más salado de lo que es realmente. Así, este compuesto, cuando se aísle, podría derivar en un sustituto natural de la sal y ser añadido en productos sanos y seguros para aminorar el contenido de sodio de los alimentos —según indicaron los científicos— y favorecer una mejor presión arterial o salud del corazón, sin que se pierda el sabor salado que muchos aman.
Es bien sabido por todos que al condimentar un alimento, la percepción de su sabor se incrementa. Los dextranos podrían ser el artífice ideal para lograr este propósito, pues ya lo hacen naturalmente en nuestra boca. Por ejemplo: después de comer algo rico en carbohidratos, no te cepilles por un rato. Una hora después, si pasas la lengua por los dientes, sentirás un sabor salado y pegajoso en la boca. Este podría ser el mismo mecanismo de acción.
¿Por qué utilizar los dextranos sería útil?
La mayoría de las personas consumen más sal de la que necesitan. El nivel permitido de consumo actual es de 2,400 miligramos de sodio al día, o menos. Esto equivale a una cucharadita e incluye la sal y sodio que contienen ya las bebidas, jugos, sopas, caldos, etcétera. Para alguien que tiene la presión arterial alta, el médico puede recomendar solo 1,500 mg de sodio al día, lo que ayudaría a controlar su problema. El sustituto de la sal extraído de la placa dental ayudará a todos aquellos con afinidad por los alimentos salados. Ahora, solo queda esperar cuándo comenzarán a aplicarlo a los alimentos.