martes, 4 de mayo de 2010
Hipertensión arterial. El "asesino silencioso”
Se trata de una enfermedad crónica que la mayoría de las veces no presenta síntomas aparentes. Sin embargo, puede provocar desde un infarto hasta un derrame cerebral o ceguera. Podemos sentirnos muy bien y no saber que padecemos de hipertensión arterial (HTA).
En el 90% de los casos la causa es desconocida y se le llama “HTA esencial”. En el porcentaje restante existe una causa directa y entonces se le denomina cardiologia arterial secundaria.
La presión sanguínea es la fuerza intrínseca que provoca que la sangre circule y llegue a todos los órganos de nuestro cuerpo para nutrirlos y oxigenarlos. Cuando se mide esta fuerza se hace a través de milímetros de mercurio (mm/Hg) y generalmente se dan dos cifras: v.g. 120/80.
La primera cifra se refiere a la presión sistólica y es la que reciben las arterias cuando el corazón se contrae y expulsa la sangre. La segunda, es la presión dentro de las arterias cuando el corazón se dilata y está en “reposo”.
La HTA puede afectar a cualquier persona aunque existen factores que aumentan el riesgo, principalmente la herencia familiar, ser un hombre mayor de 40 años o una mujer de más de 50, aunque cualquier adulto mayor de 18 años puede estar en riesgo. Y por supuesto “los villanos de siempre”: vida sedentaria, estrés, tabaquismo, alcohol en exceso, consumo excesivo de sal y el sobrepeso.
Nuestro corazón, cerebro y riñones son unos valientes, ya que son capaces de soportar un aumento de presión por mucho tiempo sin manifestar molestias o síntomas. Por eso es tan importante que cada vez que visitemos al médico, cualquiera que sea su especialidad o el motivo de la consulta, nos mida la presión arterial.
En caso de presentar síntomas, los más característicos son: dolor torácico, confusión, zumbidos, latidos cardiacos irregulares, hemorragia nasal, cansancio o cambios en la visión. Y podrían ser signos de una presión arterial peligrosamente alta.
Diagnosticada a tiempo en la mayoría de los casos puede ser controlada con medicamentos y cambios en el estilo de vida. Siempre deberá un ser un especialista quien dé el tratamiento y haga un seguimiento del mismo, ya que las dosis y frecuencias serán a la carta y de acuerdo con la respuesta del paciente.
Las enfermedades cardiovasculares son una fuerte carga social y económica dada su , mortalidad y demanda de asistencia sanitaria. Tan sólo en España causan alrededor de 40,000 muertes al año.
El gobierno, la sanidad y las “mal queridas” farmacéuticas pueden hacer o no hacer lo necesario y éticamente correcto, sin embargo, los principales responsables de nuestra salud somos nosotros mismos. O ¿alguien tiene una opinión diferente?