La finalidad de un implante es sostener la restauración de uno o varios dientes perdidos. La implantología se ha convertido en una de las técnicas estéticas más avanzadas en el campo de la odontología.
Caries dental, traumatismo severo o periodontitis (enfermedad de las encías) son algunas de las situaciones que pueden provocar la perdida de los dientes y afectar el soporte óseo maxilar. En estos casos una opción duradera y saludable es colocar un implante para remplazar al diente perdido (o en caso alternativo, reemplazar a un puente). El implante dental no es otra cosa que el sustituto de la raíz dental, un pequeño dispositivo con forma de raíz que se coloca dentro del hueso maxilar para sostener una restauración protésica dental (corona). Estos implantes existen desde hace muchos años, pero ahora la novedad son los implantes de titanio y de zirconio que resultan bastante duraderos. El último boom de los implantes es la superficie Ossean, una nueva superficie de implantes con tecnología a nivel molecular que otorga mayor compatibilidad biológica con los tejidos. Se colocan fijamente en el hueso y reemplazan artificialmente las raíces de los dientes perdidos. Los dientes colocados sobre implantes lucen muy parecidos a los naturales y la mayoría de las veces no es posible diferenciarlos de los reales a simple vista. También se sienten de manera muy similar a los verdaderos, sobretodo al masticar. La sustitución de uno o varios dientes
El uso del implante es una alternativa funcional y estética de primer orden. Decimos funcional, porque el implante reemplaza por completo a la raíz del diente. "Una vez colocado y con el transcurso de los meses, el hueso que rodea al implante se regenera manteniendo su estructura natural y funcional, lo que garantiza una correcta fijación y estabilidad para soportar las fuerzas masticatorias como lo hacen los dientes naturales”. La colocación del implante constituye la primera fase del procedimiento estético. La segunda parte, consiste en colocar sobre el implante la corona dental, es decir, la parte visible del diente. Ahora bien, previamente a este tratamiento es necesario que el paciente tenga la boca sana para evitar infecciones. Y luego del implante, debe realizarse la higiene dental religiosamente después de cada comida.
Caries dental, traumatismo severo o periodontitis (enfermedad de las encías) son algunas de las situaciones que pueden provocar la perdida de los dientes y afectar el soporte óseo maxilar. En estos casos una opción duradera y saludable es colocar un implante para remplazar al diente perdido (o en caso alternativo, reemplazar a un puente). El implante dental no es otra cosa que el sustituto de la raíz dental, un pequeño dispositivo con forma de raíz que se coloca dentro del hueso maxilar para sostener una restauración protésica dental (corona). Estos implantes existen desde hace muchos años, pero ahora la novedad son los implantes de titanio y de zirconio que resultan bastante duraderos. El último boom de los implantes es la superficie Ossean, una nueva superficie de implantes con tecnología a nivel molecular que otorga mayor compatibilidad biológica con los tejidos. Se colocan fijamente en el hueso y reemplazan artificialmente las raíces de los dientes perdidos. Los dientes colocados sobre implantes lucen muy parecidos a los naturales y la mayoría de las veces no es posible diferenciarlos de los reales a simple vista. También se sienten de manera muy similar a los verdaderos, sobretodo al masticar. La sustitución de uno o varios dientes
El uso del implante es una alternativa funcional y estética de primer orden. Decimos funcional, porque el implante reemplaza por completo a la raíz del diente. "Una vez colocado y con el transcurso de los meses, el hueso que rodea al implante se regenera manteniendo su estructura natural y funcional, lo que garantiza una correcta fijación y estabilidad para soportar las fuerzas masticatorias como lo hacen los dientes naturales”. La colocación del implante constituye la primera fase del procedimiento estético. La segunda parte, consiste en colocar sobre el implante la corona dental, es decir, la parte visible del diente. Ahora bien, previamente a este tratamiento es necesario que el paciente tenga la boca sana para evitar infecciones. Y luego del implante, debe realizarse la higiene dental religiosamente después de cada comida.