Dolor al masticar, quemazón permanente… Aunque son inofensivas, las aftas
pueden hacernos pasar malos momentos. Aprende a deshacerte de ellas lo más
rápidamente posible.
Calmar los síntomas
Para eliminar las úlceras bucales podemos hacernos buches o recurrir a geles
y cremas antiinflamatorias, antisépticas y anestésicas, de venta en farmacias.
Otra opción es acudir al dentista para que nos aplique ácido tricloroacético,
que tiene el inconveniente de producir quemaduras.
Prevenir las recidivas
Si con frecuencia eres víctima de las aftas y los consejos que te damos no te
ayudan, entonces deberías ir al médico. Una visita al dentista servirá para que
éste verifique que no haya un desequilibrio en los dientes capaz de producir
irritación y, en consecuencia, úlceras bucales. Otra de las claves en la
prevención de las llagas es evitar los alimentos que, sepas, te las
provocan.
Si las llagas son recurrentes y muy molestas o si aparecen asociadas a una
enfermedad, el médico puede recetar un tratamiento preventivo a base de vitamina
C o de otros productos que fortalezcan el sistema
inmunológico. El isoprinosine y la colchicina (antiinflamatorio que suele
utilizarse en las crisis de gota)
permiten, por ejemplo, prevenir las aftas en el cincuenta por ciento de los
casos. El thalidomide se administra únicamente en los casos más graves (nunca en
embarazadas, ya que causa malformaciones en el bebé). El uso de corticoides
locales u orales sigue siendo polémico.
Las aftas no suponen una enfermedad grave. Sin embargo, cuando aparecen con
demasiada frecuencia o en grandes cantidades, es importante consultar con el
médico. Éste debe descartar que las llagas sean síntoma de patologías
subyacentes como el síndrome
de Behcet (enfermedad reumática crónica que por motivos desconocidos produce
inflamación de los vasos sanguíneos) o de otras que afecten al sistema
inmunológico.