En la odontología moderna existe una incansable búsqueda de biomateriales dentales que nos ayuden a proteger los dientes después de un trauma, un tratamiento dental o para prevenir que sean erosionados y disueltos por las caries.
En la actualidad contamos con resinas, porcelanas, acrílicos y muchos metales que han sido utilizados durante siglos para restaurar los dientes.
Sin embargo, a pesar de los beneficios de la tecnología y los avances de la metalurgia, parece ser que no hemos podido encontrar el santo grial de la odontología, y una vieja cucaracha de agua, parece tener la solución.
El chitón, o cucaracha de agua, es un pequeño molusco que se puede encontrar adherido a las rocas en la orilla de la playa. Desde hace mas de 400 millones de años, este bicho tiene la particularidad de tener dientes de acero para comer las algas de las rocas. Es esta característica lo que ha atraído a los investigadores para estudiar cómo es que este pequeño molusco puede recubrir sus dientes con un metal llamado magnetita.
La bioingeniera Lyle Gordon y sus colegas han podido estudiar al chitón mediante instrumentos de precisión manométrica. Ellos descubrieron un gel en el interior de sus dientes a base de fibras de carbohidrato, que sirven como estructura de soporte para alojar iones de carga positiva, como lo son el sodio y el magnesio. Estos a su vez sirven como plantilla para atraer iones de carga negativa como el hierro, y así poder lograr el enchapado metálico de sus dientes.
Una de las motivaciones de la investigación es que, para elaborar la magnetita, se requieren normalmente de temperatura y presiones extremas, que la cucaracha no utiliza para producir este material.
El objetivo es descifrar el modelo de crecimiento dental del chitón para aplicarlo a biomateriales dentales o incluso para fabricar otros materiales raros tal vez más valiosos, que no requieran de condiciones extremas para su creación, como el caso de los diamantes.
Por su sonrisa de metal, esta cucaracha se ha ganado la marca de los dientes más duros del planeta, y se está buscando emular su poder de modelado para elaborar cualquier forma, incluso caprichosa. Los investigadores aseguran que “podría ser una forma revolucionaria para descubrir nuevos materiales”.