En la actualidad, gran parte de la culpa de esos miedos reside en el gran desconocimiento en torno a los avances en odontología que se han producido en los últimos tiempos. Mucha gente no sabe que hoy, por ejemplo, para colocar un implante ya no hace falta esperar meses, sino que implantes y dientes nuevos puede ponerse en una única sesión y a veces incluso en una hora, con los nuevas técnicas. Hoy, Internet, las nuevas tecnologías y el diseño 3D ya permiten que los dentistas apliquen una cirugía planificada por ordenador, prácticamente sin abrir la encía ni dar puntos, reduciendo el dolor y el sangrado y en un tiempo récord de recuperación a la hora de colocar implantes y dientes nuevos.
Además, los materiales que hoy se utilizan para carillas, coronas y puentes también han cambiado sustancialmente: ahora son biocompatibles, sin metal, translúcidos y con un aspecto incluso más bello que el de los dientes naturales. Aquellas antiestéticas líneas negras de las piezas metálicas han pasado a la historia con los nuevos componentes totalmente cerámicos. El resultado se aprecia especialmente en el caso de las carillas, finas láminas de cerámica que se fijan a los dientes y que consiguen mejorar su aspecto de forma espectacular, al corregir defectos (dientes astillados, agrietados, torcidos o descoloridos) y proporcionar una nueva y duradera sonrisa, brillante y luminosa.
La imagen juega un papel fundamental en la sociedad del siglo XXI. En nuestra sociedad, crece también el interés por mejorar el aspecto de nuestros dientes (consiguiendo, por ejemplo, una sonrisa estética) como parte de ese culto al cuidado de uno mismo que comporta una mayor dosis de bienestar físico y también emocional. Si hace años se aceptaba la imagen de cada uno sin más, hoy se busca mejorar el propio look mediante pequeños o grandes retoques que ayuden a aumentar la autoestima.