Bruxismo, dolor cervical y de la mandíbula, migraña… Estos problemas pueden ser causados por una maloclusión dental. Algunos dentistas recomiendan el limado de determinadas piezas, otros se oponen y proponen tratamientos alternativos. Rectificar la maloclusión es importante para la salud de todo el organismo. Hay veces en que se corrige por medio del limado de algunas piezas, pero la práctica se aplica a casos muy específicos. ¿En cuáles?
Comprender el limado dental
La práctica, realizada por el dentista, consiste en limar una parte de los dientes que entran en contacto con otros, a fin de propiciar una oclusión armoniosa e indolora. El limado se recomienda cuando los puntos de contacto entre los dientes provoca un desequilibrio en la mandíbula y en las articulaciones temporomandibulares. Se trata de un trabajo minucioso de apenas milímetros.
Una práctica de último recurso
Si en una primera consulta tu dentista te propone un limado dental, ¡desconfía! En efecto, esta práctica debería efectuarse tras realizar un estudio global de la postura y de las articulaciones temporomandibulares. “El limado puede requerirse para ajustar el engranaje de los dientes. Sin embargo, la corrección oclusal debe efectuarse sobre un terreno neuromuscular equilibrado. Por ello, es interesante que el paciente utilice una férula de descarga durante al menos unas semanas antes. El tiempo que ha de llevarla depende del tipo de patología”, explica el cirujano dentista Jacques Clairé.
Los riesgos del limado dental
Limar una parte importante del esmalte dental puede provocar una lesión irreversible del diente, por eso es necesario que se realice con extrema precaución.
“Hay que entender que el limado es un acto irreversible y si se realiza de manera abusiva puede agravar los dolores del paciente. En algunos casos el dentista debe ponerle una corona al diente limado”, señala Jean-Marie Landouzy, osteópata francés especializado en desequilibrios de las articulaciones temporomandibulares y autor del libro “Mal de dos, mal de dents” (“Dolor de espalda, dolor de dientes”).
A qué especialista acudir
Tanto un dentista como un estomatólogo o un ortodoncista están capacitados para tratar la disfunción craneomandibular (DCM), pero es necesario encontrar a alguien que tenga experiencia en el tratamiento de los problemas relacionados con disfunciones temporomandibulares”, agrega Clairé.
En cuanto a los osteópatas, quiroprácticos o podólogos, su rol es primordial porque el abordaje de los problemas de DCM a menudo es global. “Dada la influencia que tiene la postura general del cuerpo en el equilibrio de la mandíbula, es recomendable que un profesional competente la verifique”, agrega Landouzy.
En conclusión, la maloclusión es un desequilibrio que es posible corregir, siempre que el problema se trate de manera global. Un “simple” limado dental puede resultar ineficaz en la mayoría de los casos.