Causas gastronómicas y digestivas
Por norma general, el estómago es muy hermético y solo deja que pasen algunos gases al eructar. Algunos alimentos pueden alterar el aliento de forma pasajera durante la digestión. Los causantes suelen ser: ajo y cebolla, salsas muy grasas, alcohol, etc.
Un emulsionante gástrico o un acelerador de la secreción de la bilis son suficientes para que el comensal que no padece afecciones digestivas acabe con esos molestos efectos.
Reflujo gastroesofágico
Influye en el aliento de las personas que no presentan afecciones digestivas. El tabaco y el alcohol suelen ser los responsables, pero a veces no se sabe cuáles son sus causas. En tales casos, el aliento es algo desagradable, incluso fétido.
Los medicamentos antiacidez y antirreflujo deben tomarse bajo estricta prescripción médica. Son eficaces, especialmente en niños.
Enfermedades dentales
Suelen ser la causa persistente de un mal aliento.
Las caries descuidadas suelen ir acompañadas de una gingivitis y pueden complicarse con abscesos. Todo ello puede dar lugar a que despidamos un fuerte olor.
Retención de alimentos
Los dientes picados y rotos son un auténtico nido de partículas alimentarias que se quedan estancadas y se pudren poco a poco. Cuando la boca está en mal estado se identifica por un olor bastante característico.
Problemas bucales
Todas las inflamaciones e infecciones de la boca pueden causar halitosis.
Entre las más comunes se encuentran los hongos (muguete) y las anginas.
Problemas de la nariz y los senos del cráneo
Son más frecuentes de lo que se piensa. Las rinitis, las sinusitis crónicas y la rinitis atrófica costrosa repercuten a largo plazo en el aliento.
¿Qué hacer en caso de halitosis?
- Tratar las causas locales, en particular bucodentales, pero también de garganta, nariz y oídos;
- Reducir el consumo de los causantes del mal olor: tabaco, alcohol, alimentos, etc.;
- Buscar un remedio para la acidez gástrica;
- Hacer un análisis general si el mal aliento continúa después de aplicar todas estas medidas.