La creencia popular dice que al realizarse una limpieza dental, los dientes se aflojan. Incluso, algunas personas evitan ir al dentista por este temor. El origen del mito se debe a que los pacientes que se practican la profilaxis, ya padecen previamente un problema periodontal (enfermedad de encías y hueso), y llegan al consultorio con tanto sarro entre los dientes, que estos se han endurecido y pegado unos con otros.
La limpieza (profilaxis dental) tiene por objeto remover todas las bacterias, restos de comida, minerales y otros objetos pegados a la superficie del diente, mismos que ocasionan problemas en el organismo.
Cuando se hace la limpieza, las piezas recuperan su movilidad, lo que pone en evidencia el daño que el paciente traía en la boca. Así, algunos han relacionado la palabra limpieza con dientes flojos.
El problema radica en la comunicación entre el dentista y la persona. A muchos les da pena preguntar y hay odontólogos que omiten las explicaciones.
La profilaxis se realiza con instrumentos filosos que cortan el sarro o lo despegan de la superficie del diente. Debo aclarar que por más filo que tengan estos instrumentos, no dañan el esmalte o aflojan la pieza.
La profilaxis se hace también mediante un ultrasonido o scaler. Para romper el sarro, la punta de acero de este instrumento vibra a velocidad ultrasónica, como si fuera un cincel hidráulico. En manos de un profesional capacitado, estos aparatos no dañan la pieza dentaria, y lo cierto es que todo tratamiento realizado en el consultorio está pensado en el bienestar de tu sonrisa.
Si hubiera que decidir entre el costo-beneficio de algún tratamiento, el dentista debe informarte sobre los riesgos y qué puedes esperar de la intervención; en tal caso, firmar una hoja que la autorice.