miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Protege el omega 3 contra las enfermedades periodontales?


Dos estudios publicados en noviembre de 2010 sugieren que el omega 3 contribuiría a prevenir las enfermedades periodontales gracias a su poder antiinflamatorio.

Las enfermedades periodontales afectan a los tejidos que sostienen el diente: las encías y el hueso alveolar. La mayoría de las veces están relacionadas con infecciones, durante las cuales gérmenes nocivos se acumulan en las encías produciendo una inflamación crónica. Si no se trataran, las enfermedades periodontales, que afectan a entre un 20 y un 50 por ciento de los adultos, serían las enfermedades inflamatorias más frecuentes en el mundo. Varios estudios recientes sugieren que el omega 3 tendría un efecto positivo en la prevención de esta patología dental.

El omega 3, un antiinflamatorio natural
El último de los estudios se realizó en Estados Unidos sobre 9200 pacientes de más de 20 años, quienes se sometieron a un examen periodontal. Los resultados revelaron que los que más omega 3 consumieron, sobre todo los tipos DHA y EPA, presentes en los pescados grasos, son lo que menos periodontitis sufrieron. “Este estudio constituye una prueba interesante”, comenta Rangé. Y agrega: “Es verdad que el organismo transforma el omega 3 en prostaglandinas y leucotrienos, cuya acción antiiflamatoria ha sido demostrada y largamente explotada por los cardiólogos en la prevención cardiovascular secundaria (después de un primer accidente coronario se recetan medicamentos a base de DHA y EPA)”.

Los primeros trabajos sobre este tema datan de hace menos de 10 años, y se realizaron con ratones de laboratorio. Tres equipos de investigadores (en Turquía, Estados Unidos y Australia) han comprobado que la administración de aceite de pescado en los ratones a los que se les había inyectado gérmenes responsables de enfermedades periodontales tiene un efecto protector y disminuye las tasas de diferentes marcadores de inflamación.

El omega 3 sería eficaz en sus dosis alimentarias
Posteriormente, dos estudios llevados a cabo en personas han demostrado una mayor eficacia del tratamiento clásico (raspado y alisado) cuando se administraba omega 3 y aspirina. En un segundo estudio, realizado en Egipto y aparecido en 2010, los voluntarios recibieron durante seis meses 900 miligramos de una mezcla de EPA y DHA, casi el doble del aporte nutricional recomendado (250 miligramos por día). Sin embargo, explica Rangé, “aún no se receta omega 3 en el tratamiento de las enfermedades periodontales. Todavía se necesitan más estudios clínicos sobre un número mayor de pacientes. Mientras tanto, es importante seguir las recomendaciones que permiten satisfacer los aportes necesarios: dos porciones de pescado graso por semana y aceite de maíz o nuez cotidianamente”.

Otros vínculos entre nutrición y enfermedades periodontales
Hay otros nutrientes que probablemente también tengan efectos preventivos de la periodontitis, por ejemplo, los antioxidantes. Y es que el estado inflamatorio va acompañado de estrés oxidativo. “El rol de la vitamina C en la prevención de una forma de enfermedad periodontal, la gigivitis del escorbuto, se conoce desde hace muchos años. Hay trabajos recientes que sugieren que minimiza el ataque de las bacterias tóxicas contra las células de las encías”. Las vitaminas del grupo B, que facilitan la cicatrización, podrían mejorar la recuperación tras la operación periodontal. Los aportes de calcio y vitamina D también son importantes en la prevención de la pérdida de masa ósea y por lo tanto del hueso alveolar. Además, la vitamina D, gracias a su propia acción antiinflamatoria, también mejora la eficacia de los tratamientos paradontológicos.

En conclusión: la prevención de las enfermedades periodontales pasaría, al igual que las enfermedades cardiovasculares o la obesidad, por una alimentación equilibrada y una buena higiene bucodental: cepillado diario, visitas anuales al dentista y uso del hilo dental. “Las personas diabéticas o con sobrepeso deben más que nadie recibir supervisión de un cirujano dentista o un parodoncista”, insiste Rangé. La diabetes y la obesidad crean un estado inflamatorio crónico (las células grasas generan factores de inflamación) que favorece las enfermedades periodontales. Casualmente, los omega 3 contribuyen a la prevención del aumento de peso.




Clinica dentisimplant

Infecciones de los dientes y de las encías




Los dientes y las encías pueden albergar infecciones, que se localizan, según los casos, en la raíz del diente, en la encía o en el hueso que lo sostiene. El origen de la infección es con frecuencia una mala higiene de la boca y de los dientes.

Los dientes pueden ser sede de abscesos, bolsas de pus localizadas en los tejidos que rodean la raíz de una pieza dental infectada. Cuando se infecta la encía (gingivitis), la afección se puede complicar con la afectación de los tejidos que fijan y sostienen el diente en los maxilares (parodontitis) y dar lugar al descalce del diente o a su caída.


Absceso dental
Se debe a una infección no tratada de la pulpa, tejido formado por nervios y vasos sanguíneos que está situado en el interior del diente. Una vez destruida la pulpa, la infección llega al hueso de la mandíbula. Con frecuencia, la infección de la pulpa es consecuencia de una caries; más raramente, de una fractura dental o de una enfermedad de las encías.


Síntomas. Un absceso dental cursa con enrojecimiento y una hinchazón característica de la encía y, en ocasiones, de la mejilla, y con dolor muy agudo que impide masticar con normalidad. Sin tratamiento, el paciente puede sufrir dolor de cabeza, fiebre y fatiga general. Si la pared del absceso se rompe espontáneamente, aparece pus de color verdoso y de olor fétido y, en la mayoría de los casos, el dolor desaparece.


Tratamiento. Consiste en practicar drenaje del pus, si no se ha producido espontáneamente, mediante una simple incisión horizontal con el bisturí y a continuación limpiar los canales que contienen la pulpa infectada. Una vez que se ha solucionado la infección, los canales se obturan con una pasta adecuada y, más tarde, el diente, que se ha vuelto frágil y se puede romper, se recubre con una corona.

Cuando la incisión no es posible (absceso en el que todavía no hay acumulación de pus), se recetan antibióticos. La prevención consiste en acudir con regularidad al dentista, para poder detectar los primeros signos de una infección, la presencia de caries o una lesión de la encía. De este modo, se puede intervenir a tiempo.


Infección de las encías
La infección de las encías, o gingivitis infecciosa, está provocada con frecuencia por un cepillado incorrecto de los dientes, que ocasiona la acumulación de placa y sarro que contiene un gran número de bacterias. Las toxinas producidas por estas bacterias irritan la encía y la infectan.


Síntomas. La gingivitis produce una hinchazón anormal de las encías, que están enrojecidas y muy sensibles; también sangran con facilidad, especialmente durante el cepillado de los dientes.


Complicaciones. Cuando no se trata, la gingivitis puede evolucionar hacia la inflamación de los tejidos de sostén del diente (parodontitis): el hueso donde se inserta el diente se deteriora poco a poco y existe riesgo de descalce de los dientes. Cuando el hueso está completamente destruido, se habla de parodontólisis. Ésta se acompaña de desprendimiento de la encía alrededor del diente. La parodontólisis es la causa esencial de la pérdida de piezas dentales a partir de los 30 años.


Tratamiento. Consiste en practicar una limpieza cuidadosa para eliminar el sarro, eventualmente después de la administración de antibióticos. Cuando existe parodontitis, puede ser necesaria la incisión y la ablación de una parte de la encía que rodea el diente (gingivectomía). En caso de parodontólisis, se puede practicar una intervención que consiste en despegar quirúrgicamente la encía para limpiar y raspar las lesiones (intervención con colgajo). El tratamiento también puede consistir en rellenar las estructuras destruidas con un material apropiado. La prevención de las infecciones de las encías es primordial. Se han de cepillar los dientes con mucha atención, por lo menos dos veces al día, con un cepillo adecuado.


Parodontio
El parodontio es el conjunto de los tejidos que fijan y sostienen los dientes en los maxilares. Se distingue el parodontio profundo (hueso alveolar, ligamento, cemento) y el parodontio superficial (encía). El hueso alveolar constituye la parte superficial de la mandíbula; está surcado por alvéolos donde se insertan las raíces de los dientes. El ligamento es un tejido fibroso y elástico que une el diente al hueso alveolar. El cemento es un tejido mineralizado que recubre la raíz del diente.


Alveolitis dental
Es la infección de uno de los alvéolos, cavidades de la mandíbula donde se encajan los dientes. Se presenta, generalmente, después de la extracción de una pieza dental que con frecuencia ya está infectada. Provoca un dolor lancinante que no cede con la administración de analgésicos (medicamentos contra el dolor). El tratamiento se basa en la aplicación local de un antiinfeccioso y un calmante, en ocasiones, junto con la administración de antibióticos y de antiinflamatorios. En algunos casos, se ha de practicar un raspado del alvéolo donde se inserta el diente o la ablación de un fragmento de hueso necrosado. La infiltración de un anestésico en un punto determinado de la mejilla o en una zona superior adecuada con frecuencia calma el dolor de forma inmediata.


Consolidación de las encías
Cuando el hueso donde se insertan las raíces dentales (hueso alveolar) se destruye, es posible restaurarlo mediante una técnica quirúrgica. Se utiliza un material de relleno en forma de polvo o de gránulos finos; uno de los más utilizados hace uso del coral.
Una vez depositado en la cavidad de la raíz dental (alvéolo), este material se mantiene en su sitio por medio de una sutura de la encía. De este modo, forma una trama sobre la cual el hueso alveolar se podrá regenerar, lo que permitirá que la encía se consolide en unos meses.




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jueves, 26 de enero de 2012

El café y el tabaco amarillentan los dientes



El café y el tabaco son una de las causas que provoca que los dientes se ensucien y amarillenten. Tanto el café como los cigarrillos producen sarro y tiñen los dientes amarillos, y su consumo excesivo puede tener otras consecuencias negativas no solo para la estética sino también para la salud buco-dental.

Una de las soluciones, es acudir al dentista para te realice una limpieza blanqueadora o también utilizar una pasta de dientes indicada para reducir el efecto amarillento del tabaco y del café. Pero estas soluciones son a corto plazo, ya que si sigues fumando y tomando café, las manchas y el color amarillento de los dientes vuelven aparecer. Así que la mejor solución es reducir el consumo del café y dejar de fumar.




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Dientes generados a partir de células madre





Quienes hayan perdido piezas dentales por problemas de salud o accidentes podrán recuperarlas de manera íntegra a través de las nuevas técnicas médicas que se están desarrollando en los laboratorios de investigación.
Y es que los expertos en medicina bucal creen que en pocos años se podrán generar piezas dentales a través de tratamientos con células madre gracias al hallazgo realizado por Paul Sharpe, profesor de Biología Craneofacial en el King’s College.
La presidenta de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), Nuria Vallcorba, explicó recientemente a la Agencia EFE, que el científico acudirá al próximo congreso de la entidad, previsto para el mes de mayo en la ciudad de Oviedo.




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Dientes y encías sanos para el verano


El verano es época de diversión para todos, de disfrute y de descanso. No dejes que un dolor de muelas te empañe estos bonitos momentos. Éste sería un gran eslogan para una clínica bucal, pero por desgracia las dolencias de dientes y encías también se presentan en verano.

Las dietas más abiertas que realizamos durante la época estival pueden provocarnos dolencias dentales si no tenemos cuidado. El exceso de azúcar incentiva la aparición de caries a posteriori, cuando ya nos hemos olvidado de las vacaciones.
También los helados, con gran carga azucarada, pueden provocar problemas dentales. Que se nos “destiemple” la boca es uno de los problemas derivados del consumo de helados y una de las molestias que más fácilmente podemos sufrir durante el verano.


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jueves, 19 de enero de 2012

Todo sobre los implantes dentales



Pese a la dificultad que supone contar con cifras precisas, la colocación de implantes dentales es hoy día una de las intervenciones más extendidas a nivel mundial. En los últimos años ha pasado de ser un tratamiento elitista a un tratamiento al alcance de la mayoría de los pacientes, y la alternativa número uno en la pérdida de dientes.

Si echamos la vista atrás podemos comprobar que los implantes dentales, como muchos otros avances de la humanidad, de la ciencia, la tecnología o la medicina, se descubrieron “por casualidad”. En 1965 el doctor e investigador sueco Per Ingvar Branemark estaba trabajando y experimentado en el campo de la micro circulación sanguínea. Branemark se dio cuenta de que los pequeños microscopios de titanio que colocaba en los huesos vivos acababan siendo para él un inconveniente en su investigación… ya que no los podía extraer. Los dispositivos de titanio se unían al hueso como si hubiesen sido soldados.

Branemark podría haber recurrido a otra técnica para no desviarse de su foco de investigación. Pero optó por seguir experimentando con este inesperado descubrimiento. Y así fue como se confirmó la gran afinidad que existe entre el titanio y el hueso vivo, cosa que se aplicó a la práctica en traumatología con extraordinarios resultados.

Este descubrimiento revolucionó la práctica odontológica, ya que los implantes dentales no son otra cosa que “raíces de titanio”, que reemplazan las raíces naturales dentales y cuya unión al hueso es más fuerte que la de estas últimas.

El titanio cuenta con unas características muy diferentes al resto de los metales: no es imantado, no genera interferencias cuando hacemos Resonancias Magnéticas, y es muy biocompatible. En el hueso, el Titanio tiene la habilidad de osteointegrarse.

¿Qué es un implante?
Un implante dental, como ya se ha dicho, se puede asemejar a una raíz artificial. Su diseño es igual a los tornillos que todos conocemos, pero su composición es de titanio y su diámetro está entre los 3,75 y los cinco milímetros.

Un implante se coloca como un tornillo en la madera: el implante queda sujeto al hueso de manera provisional mediante la rosca, pero en realidad está separado del hueso por décimas de milímetro. En el transcurso de dos o tres meses el hueso crecerá hasta abrazar el implante. Es en ese momento cuando ya se ha producido la osteointegración, y cuando ya es posible cargar encima, y por tanto ya podemos colocar una corona para masticar. Para hacernos una idea, ese tornillo ya no se puede “desenroscar”: si queremos retirarlo, tendríamos que retirar también todo un cilindro de hueso alrededor.

¿Quién puede recurrir a los implantes?
Hoy en día prácticamente todo el mundo puede colocarse implantes, no importa edad ni enfermedad. Tan solo hemos de ser conscientes de un factor, la tasa de osteointegración, o dicho de otra manera: la posibilidad del “fracaso” de los implantes, que pueden no adherirse al hueso. Esto, no obstante, es algo muy poco frecuente: hoy día existe un índice de unión (es decir, de osteointegración) de alrededor de un 95-98%. Podríamos decir que es tal vez el tratamiento médico de mayor éxito. En pacientes de riesgo esta tasa puede bajar hasta un 90%. Estos pacientes de riesgo a la práctica son sobre todo fumadores importantes.

Eso no quiere decir que un fumador no pueda colocarse unos implantes. Eso sí, en primer lugar les recomendamos que dejen el hábito (a menudo este es un buen momento para dar el paso) y, en caso de que no lo abandonen, los fumadores deben tener presente que existe la posibilidad que tal vez haya que repetir la colocación de algún implante.Intervención sencilla e indolora

La colocación de los implantes es una intervención muy sencilla, con anestesia local, no produce dolor ni inflamación. Al día siguiente de la intervención el paciente ya puede volver a su vida normal. Incluso ya es posible colocar implantes sin cirugía, siguiendo el siguiente procedimiento: en primer lugar se realiza un TAC al paciente, y gracias a un sistema informático en 3 dimensiones se visualiza el hueso del paciente. “Virtualmente”, a través del ordenador, se colocan los implantes, cerrando de este modo el proceso de planificación de la intervención. A continuación se crea una férula que se adapta a la boca del paciente, y que sirve de guía, ya que en ella están marcados los orificios donde se deberán colocar los implantes. Es decir, los implantes se colocan como si fueran “inyectados”, sin puntos, sin heridas, sin hinchazón y muy rápidamente.

Volver a masticar
Un tema que genera mucha confusión alrededor de los implantes dentales es el tiempo que debe transcurrir para que el paciente pueda masticar con normalidad.

Hoy en día, tanto para los casos puramente estéticos como para la colocación de toda una arcada, se lleva a cabo la técnica denominada “Carga Inmediata”: el paciente sale de la intervención ya con sus nuevas piezas dentales. Esto le permite reincoporarse a su actividad normal al día siguiente, aunque hay que tener presente que durante dos o tres meses deberá masticar comida blanda, hasta que el implante se una al hueso.

Hay que tener en cuenta, por otra parte, que hay casos graves, de pérdida casi total del hueso. Para esos casos, afortunadamente, ya no son precisos los tratamientos largos y costosos de años atrás basados en injertos óseos de la cadera o de otras partes. Los pacientes sin hueso también puede recurrir a los implantes (existen tipos de implantes avanzados, como los cigomáticos o pterigoideos) que hacen que ya no sea necesario el injerto de hueso y que puedan contar con una prótesis inmediata desde el primer dia. Es decir, pasamos a tratamientos más asequibles, fáciles, rápidos y con resultados satisfactorios desde el primer día.

Por tanto, podemos decir que prácticamente cualquier persona puede acceder hoy día a esta gran “revolución” que llegó de manos del descubrimiento de Branemark. Gracias a él, ya no es necesario recurrir a las prótesis completas (las que coloquialmente llamamos “castañuelas”) en los casos de pérdida total de la dentadura. Y para muchas otras personas, que simplemente precisan de una o varias piezas dentales, los implantes son la mejor solución para tener confort y seguridad estética, ya que la evolución en esta técnica ha logrado que el diente sobre el implante sea ya casi indistinguible de un diente natural.

Sigamos cuidando nuestros dientes naturales, pero olvidemos las prótesis completas que tenían nuestros abuelos… porque esa perspectiva es hoy en día parte del pasado, afortunadamente.


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Cuida la sonrisa de tu hijo


Tu hijo debe enfrentarse a un enemigo temible: la caries dental. Para evitar el dolor y los tratamientos costosos, lo mejor es prevenir. Con descubre cómo cuidar la sonrisa de tu hijo.

Son muchos los factores que pueden contribuir a la aparición de las caries, pero no todos tienen la misma importancia. La herencia, pero sobre todo la higiene dental y la alimentación, son los principales.

Menos azúcar y más flúor
Gracias a algunos consejos alimenticios podrás prevenir la aparición de caries en tus hijos.
El azúcar es el mejor aliado de las caries, de modo que debes ser firme ante el deseo de tus hijos de comer bombones, caramelos, piruletas y demás golosinas que ponen en peligro el esmalte dental. Es mejor limitar la cantidad de dulces, sobre todo los que se comen a deshoras. Picar limita la función de tapón que tiene la saliva y aumenta la acidez que producen las bacterias en presencia de azúcares.
Las bebidas dulces también es mejor evitarlas, sobre todo antes de dormir. Además de su alta concentración de azúcar, este tipo de refrescos tienen una acidez que puede dañar el esmalte de los dientes.

¡Las bebidas light no son una excepción!
Debes asegurarte de que tu hijo recibe un aporte suficiente de flúor (gracias al dentífrico y a los alimentos). La cantidad de flúor necesaria debe establecerla el médico. Si vives en una región en la que el agua contiene más de 0,3 mg/l de flúor, los comprimidos o las gotas para la desfluorización no son necesarios. En las regiones con una concentración de flúor en el agua de menos de 0,3 mg/l, la dosis profiláctica recomendada es de 0,05 mg diarios, sin sobrepasar el 1 mg diario.
El segundo pilar de la prevención contra las caries es la higiene dental. Es importante que le enseñes a tu hijo a cepillarse los dientes después de cada comida y a utilizar el hilo dental. Para ayudarte, Clinica Dentis Implant te propone algunas ideas.

¡Haz que cepillarse los dientes sea divertido!
¿A qué edad debe comenzarse el cepillado? ¿Quién cepilla? ¿Cómo? ¿Con qué material? ¿Y cómo hacer que los más pequeños adopten hábitos de higiene dental adecuados? Las respuestas a estas preguntas condicionan la buena salud dental de tus hijos.
El cepillado de los dientes debe comenzar a partir de la aparición de los primeros dientes, incluso antes. Al principio puede bastar con limpiar la boca del bebé con ayuda de una compresa húmeda, que eliminará las bacterias.
Para evitar que los niños vivan el cepillado como una obligación es importante convertirlo en algo divertido que implique a toda la familia. Esto hará que el niño quiera imitar a los adultos y que, en consecuencia, haga del juego un hábito natural. Un truco: a muchos niños les gustan los cepillos eléctricos, sobre todo los que tienen la forma de sus héroes favoritos.
Los más pequeños deben cepillarse los dientes únicamente por la noche; a partir de los 2 años el cepillado debe repetirse mañana y noche. Los niños mayores deben hacerlo tres veces por día.
En el caso de los niños de menos de 8 años, deben ser los padres quienes les cepillen los dientes. Los cepillos de dientes para los niños deben ser blandos y de cabeza pequeña, y el dentífrico, en el caso de los menores de 2 años, debe contener una concentración de flúor de 250 partes por millón (ppm), que aumentará a los 400-600 ppm entre los 2 y los 7 años. A partir de esa edad, el dentífrico debe contener entre 1000 y 1500 ppm de flúor.
Es importante que los niños vayan al dentista de manera regular. Si sólo los llevamos cuando tienen un problema, asociarán el consultorio con el dolor, lo que dificultará las consultas en el futuro. Las consultas odontológicas deben comenzar a partir de los 6 años y repetirse cada tres.
La salud dental de los niños depende de una buena higiene bucal, de modo que es importante que adopten los hábitos adecuados y que los llevemos con regularidad al dentista. ¡Así evitaremos los tratamientos complejos y costosos!


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Bruxismo: causas y tratamientos

El bruxismo define los casos en los que apretamos los dientes de forma inconsciente, es decir, cuando no estamos en las fases de masticación o deglución. Si el fenómeno solo se presenta de forma ocasional, las consecuencias son menores. Pero si persiste, los perjuicios pueden ser irreversibles.

¿Dientes desgastados o sensibles? ¿Dolores musculares o molestias en la mandíbula al despertar? Quizá padezcas bruxismo. Se define por un rechinamiento intempestivo de los dientes, de día o de noche. Esta patología, a menudo vinculada al estrés, afecta a un 20% de la población.

Apretar los dientes
El bruxismo afecta tanto a niños, como a adultos. Puede manifestarse de día o de noche. Cuando es diurno, la persona es consciente de la presión que ejerce sobre sus dientes. Por lo tanto, la voluntad es suficiente para destensar la mandíbula. Pero en el 80% de los casos, el bruxismo es nocturno, lo cual acarrea problemas más graves. En efecto, el «bruxómano» no es consciente de que aprieta los dientes. Por la noche, «¡una persona que padece bruxismo puede rechinar los dientes durante 6 u 8 minutos seguidos!», confía el Profesor François Unger, de la Asociación Dental Francesa (ADF). Se distinguen dos tipos de bruxismo. Cuando la persona ejerce presión, pero no rozamiento, el bruxismo se denomina «céntrico». Por el contrario, si la presión ejercida en la mandíbula se acompaña de un rechinamiento de dientes, entonces se habla del bruxismo «excéntrico».

¿Cómo saber si padecemos bruxismo?
La mayoría de “bruxómanos” aprietan los dientes durante el sueño. Cuando esta fricción hace ruido, a menudo es el compañero sentimental quien detecta el trastorno. En caso de que no vaya acompañado de ruidos, hay ciertos signos característicos que pueden llamar nuestra atención. Al despertar, normalmente sentimos dolores en la mandíbula y migrañas. Si crees que puedes padecer bruxismo, debes acudir al médico para confirmarlo y para que mida el desgaste. No obstante, el bruxismo no es una enfermedad y que su intensidad puede variar en el tiempo para un mismo individuo.


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martes, 10 de enero de 2012

Caries: nuevas y viejas previsiones ante un enemigo común



La caries es uno de los problemas de salud más comunes a escala planetaria, por falta de asistencia médica y también por malos hábitos de higiene y alimentación que contribuyen al deterioro dental de millones de personas. Frente a este impacto negativo, la Medicina Tradicional y Natural busca nuevas vías o recoge tradiciones olvidadas para aliviar un daño, que casi ningún humano ha logrado evadir.

La caries dental permanece como la afección crónica aislada más común de la infancia, al punto de ser registrada con más frecuencia que el asma. Es una enfermedad infecciosa y transmisible, adquirida por la mayoría de los niños a través de sus madres o familiares, por transmisión salival directa, ya que en la flora cariógena de esta se incluyen varios tipos de bacterias, entre ellos el Streptococcus mutans, cuya presencia en infantes se ha detectado hasta en niños menores de dos años de edad.

Según los expertos, existen cuatro soluciones para detener la acción de las caries:

•la higiene dental,
•la visita periódica al estomatólogo,
•la acción de medicamentos preventivos con alto contenido de flúor, y
•una buena alimentación.

Desde que en el niño comienzan a brotar los dientes —y aún antes— la higiene constituye una costumbre insustituible. Además, a pesar de la desafortunada reputación legada por sus iniciadores, la visita, al menos anual, al estomatólogo y el seguimiento de sus indicaciones son determinantes en el mantenimiento de una buena salud bucal.

Con respecto a la acción del flúor es conveniente saber que este actúa en un intercambio de iones calcio del esmalte con los iones flúor, en el que se forma fluorapatita, en vez de hidroxiapatita, lo que endurece el esmalte y lo hace más resistente al ataque de los ácidos resultantes de las reacciones químicas generadas por la acción de las bacterias presentes. El mecanismo de protección del flúor, actúa tanto desde dentro como desde fuera del diente. El que actúa desde dentro es el que se ingiere. Como por lo general los alimentos contienen sólo pequeñas cantidades de fluoruro, este se puede agregar por medio de tabletas, que se administran en ciertas etapas de la vida, o por medio del agua de consumo diario. Como esto no siempre es posible, toma especial interés el flúor que actúa desde afuera, por medio de dentífricos o enjuagues.

Origen de las caries
El azúcar y los dulces han sido considerados durante mucho tiempo los principales causantes de la caries, pero realmente no son los únicos responsables. Los alimentos ricos en carbohidratos complejos son los que causan el mayor deterioro, ya que se adhieren a los dientes y los ácidos que se forman en su degradación, por la acción bacteriana, permanecen mayor tiempo en contacto con el esmalte en lugar de ser eliminados por la saliva.

Con la fruta seca, rica en azúcares simples, ocurre lo mismo que con los alimentos ricos en carbohidratos. Los jugos ácidos en exceso, como el de naranja y el de toronja, también contribuyen al deterioro dental debido a sus niveles de acidez y alto contenido en azúcares simples, sin embargo, no se evitará su ingestión por esta composición pues se perderían sus beneficios: lo realmente importante es no descuidar nuestra higiene bucal.

Entre las recomendaciones más eficaces para la prevención de la caries está la reducción del consumo total de azúcares sencillos de la alimentación diaria, evitar comer entre horas y mantener una alimentación equilibrada, que impida que se produzca un déficit de los nutrientes esenciales, especialmente durante los primeros años de vida, período en el que estos componentes participan en la composición de huesos y dientes.

Entre los grupos de mayor riesgo se incluyen los niños, las embarazadas y los mayores de 40 años. Los primeros por la adquisición de malos hábitos alimentarios; las embarazadas por los cambios hormonales producidos en su organismo que intensifican la acidez de la cavidad bucal; y los adultos por el deterioro natural, aunque una buena higiene bucal puede prolongar la salud dental sin límites definidos.

Secretos de vegetales

Durante siglos el hombre convivió con las caries como parte del equilibrio natural. Hace algo más de una década fue encontrado entre los hielos perpetuos de los Alpes suizos un caballero medieval con profundas cavidades en su dentadura, lo que confirma que los europeos no encontraron soluciones previas al problema antes del nacimiento de la Estomatología, que según cuentan, fue en sus inicios una profesión de barberos y herreros.

A diferencia de sus congéneres del Viejo Mundo, la cultura Maya tuvo mejor suerte y entre sus soluciones iniciales estuvo el empleo de sustancias de origen vegetal y animal, como las raíces de la especie denominada chacmum (Rauwolfia heterophyla Willad), las que se aplicaban contra los dientes para tratar las caries y las molestias dentales. Con el mismo fin usaban otros analgésicos dentales como las cenizas de iguana quemada viva, el hollín pulverizado envuelto en algodón en rama, el diente de una serpiente de cascabel puesto en vinagre o la hiel de ciertas ranas.

La tendencia al uso de medicamentos de origen natural incluye hoy también los terrenos de la Estomatología, con acciones preventivas y curativas surgidas de la utilización de sustancias vegetales o elaboradas por animales, como es el caso de los propóleos generados por las abejas.

Entre las plantas aplicadas en la lucha contra las caries figura la manzanilla (matricaria recutita) cuyos enjuagues contribuyen a evitar la formación de la placa dentobacteriana, al tiempo que actúan contra la acción ácida de las bacterias, que desmineraliza los dientes y les deja una antiestética pigmentación blanquecina. Por su fácil adquisición, la manzanilla es mucho más barata y se encuentra al alcance de cualquier persona: la elaboración de un colutorio a partir de ella es sencilla y también está demostrada su acción benéfica contra las inflamaciones gingivales provocadas por microorganismos que pueden afectar en el transcurso de algunos tratamientos o la prolongación de estos.

Otro recurso de orden vegetal es el aloe vera o sábila, como también se le conoce, el que además de resultar apropiado en casos de gingivitis y sangramiento de las encías, por sus propiedades antinflamatorias y cicatrizantes, también es preventivo de las caries al proteger los dientes de los elementos agresivos que desgastan el esmalte por su acción antiácida. Para su empleo, la pulpa del aloe vera se libera de su envoltura, que tiene propiedades cáusticas, y se mastica para que actúe en unión de la secreción salival. Como su sabor no resulta agradable, admite que se le añada miel de abejas, la que también posee propiedades bactericidas.

Menos popularizado, el xilytol es un sustituto del azúcar, completamente natural y seguro, que se extrae del abedul y no puede ser fermentado por las bacterias orales. Diferentes estudios han demostrado clínicamente que el chicle con xylitol masticado después de las comidas o las meriendas, reduce la incidencia de caries y la formación de placa dental, lo que no ocurre con otras gomas de mascar. A diferencia de la sacarosa, el xylitol no se fermenta, de modo que no se producen ácidos en la placa dental, cosa que ocurre normalmente después de las comidas y meriendas que incluyen azúcares fermentables. Este producto, estimula el flujo salival, neutraliza los ácidos producidos por otros carbohidratos fermentables, interfiere en el crecimiento de las bacterias orales implicadas, por tanto neutraliza la acidez y promueve la remineralización dentaria, lo que equivale a impedir el avance de la caries.

Aunque consumidos por millones de personas con fines sociales, el café y el té verde figuran entre las opciones frente a las agresiones de las caries, pero siempre que se ingieran en su forma natural y libres de la presencia de azúcar. Algunas investigaciones han demostrado que ambos, con mayor presencia en el té verde, contienen flúor, lo que contribuye a su acción preventiva contra el deterioro de la placa dental.

En Cuba, una de las plantas con la que se han obtenido resultados favorables es la caléndula, también llamada maravilla, cuyas propiedades antinflamatorias y antisépticas han permitido establecer una vía de enfrentamiento a las caries, ya que sus flores tienen la capacidad de estimular las células de nuestro sistema inmunológico conocidas como macrófagos lo que propicia la destrucción de bacterias. La popularización en Europa de su consumo en forma de infusiones ha conseguido reducir las inflamaciones bucales, aunque, los estudios en Cuba apuntan a su empleo como colutorios. Sus primeros resultados indican un incremento de esta práctica con una mayor cantidad de pacientes por su bajo nivel de rechazo en personas alérgicas.

El estudio de los propóleos ha demostrado su acción antinflamatoria, antibacteriana y antiséptica. Estas sustancias clasifican como una de las mejores opciones de índole natural en el enfrentamiento preventivo de las caries. El propóleo resulta un medicamento eficaz como antiséptico bucal, ya que una concentración al 30%, unida con sulfofenato de zinc, se convierte en un excelente bactericida que inhibe la acción y el desarrollo de las bacterias de la cavidad bucal. También se emplea como barniz dentario en una disolución de éter-etanol al 50% y en casos de caries ya formadas impide la acción del Streptococcus mutans, una de las bacterias más agresivas en la desmineralización del esmalte.

Dentro de la aplicación de métodos tradicionales, la acupuntura constituye un factor de interés aunque estos no sean aplicados directamente en la atención preventiva de las caries. Sus resultados positivos en las odontalgías están probados, por lo que su uso se extiende a las acciones curativas que requieran analgesia, como las extracciones dentarias con una significativa reducción de los efectos colaterales que pudieran ocasionar los anestésicos locales.

Medidas siempre útiles

Aunque no existe una dieta contra las caries, cuyo origen proviene en buena medida del consumo de los populares carbohidratos, sí existen recomendaciones válidas para impedir el desarrollo de una agresiva flora bacteriana que destruya la placa dentaria.

Algunas pueden ser aplicadas en los primeros meses de vida, a fin de evitar posteriores complicaciones y entre ellas está el conocimiento de las potencialidades de la leche, cuya riqueza en proteínas y minerales constituye uno de los soportes alimentarios de varias culturas occidentales.

La leche humana no disminuye el pH ni apoya el crecimiento bacteriano, cuando se la considera aisladamente, pero en presencia de otros azúcares multiplica por 130 su poder cariogénico, en tanto, las fórmulas lácteas infantiles son cariogénicas, porque —todas ellas— disminuyen el pH de la placa, lo que favorece el desarrollo de las bacterias.

Varias instituciones internacionales recomiendan para evitar las caries: el amamantamiento hasta el año de vida, la introducción de alimentos sólidos a partir de los seis meses, el apartamiento del biberón y del seno materno luego del año de edad y la introducción de tazas de entrenamiento para leche y otras bebidas, al cumplir el primer año de vida.

No son recomendables que los niños se duerman con un último biberón, salvo que este contenga agua, ni el libre acceso al seno materno después de la erupción del primer diente.

Se recomienda alentar la costumbre de beber de un vaso antes del primer cumpleaños. Está demostrado que el biberón después del año de edad, contribuye a un contacto más prolongado de los dientes con los azúcares de los líquidos que contiene, lo que genera la aparición de caries.

Como parte de las más tempranas medidas de higiene bucal, antes de la erupción de los primeros dientes, se insiste en la limpieza, que puede realizarse con una gasa limpia humedecida con agua hervida; una vez brotados los dientes se comienza el entrenamiento con el cepillo dental y transcurridos seis meses de haber brotado el primero, hacerlo examinar por un especialista.

Es importante estar atentos al consumo de medicamentos en los menores, ya que si bien resulta provechosa la disminución del azúcar en los alimentos, no se puede olvidar que esta está presente en la totalidad de los fármacos pediátricos.

Para los adultos las dietas recomendadas estimulan el consumo después de las comidas de alimentos que provoquen una masticación fuerte y que reduzcan la acidez de la saliva, como quesos o maní por su efecto protector frente a la aparición de caries.

Y como indicación reiterativa, el cepillado de los dientes una vez que se termine de comer, aunque, si en un momento determinado no se dispone del cepillo adecuado, emplear como paliativo el hilo dental o un fuerte y abundante enjuague con agua.



Clinica dentisimplant

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Administración complementaria de flúor para la salud bucal


Entre los métodos preventivos contra la caries dental el más extendido ha sido el flúor en sus diversas presentaciones, con el objetivo de incrementar la resistencia del diente a la destrucción por caries.

El flúor es un mineral electronegativo que aumenta la resistencia del esmalte e inhibe el proceso de caries por disminución de la producción de ácido de los microorganismos fermentadores, reducción de la tasa de disolución ácida, reducción de la desmineralización, incremento de la remineralización y estabilización del pH en la boca.

Los mecanismos de prevención del flúor se manifiestan durante la formación de los dientes y después de erupcionados estos.

La incorporación del ion flúor a la estructura dentaria, tanto de la dentina como del esmalte, al unirse con la hidroxiapatita forma un tejido mucho más resistente a la acción de los ácidos liberados por las bacterias que se encuentran en la cavidad bucal durante los procesos de descomposición de los azúcares y carbohidratos fundamentalmente.

Generalmente este ion flúor entra al organismo a través de los alimentos, las bebidas, el agua de beber y la sal, utilizados en la preparación de las comidas, y el aire, aunque estudios realizados han demostrado que también se absorbe parte del que se utiliza por medios tópicos como son las cremas dentales, las lacas y los enjuagatorios.

El flúor es absorbido y pasa al torrente sanguíneo y de este a los huesos y otros tejidos, de los que se va liberando paulatinamente e incorporando a los fluidos corporales, incluida la saliva, por lo que también ejerce una función estabilizadora del pH de esta y participa en el intercambio iónico que se produce entre ella y los tejidos que conforman las estructuras dentarias, principalmente el esmalte. Se plantea además en las últimas décadas un efecto inhibidor del metabolismo bacteriano.

Los excesos en una gran medida son eliminados por la orina, las heces y el sudor, pero pueden llegar a niveles de acumulación muy altos en los que se convierte entonces en un factor de agresión para el organismo y cuya primera manifestación es la fluorosis dental.

Los métodos de administración del flúor por vía sistémica son:

•Fluoruración de las aguas de consumo humano

•Fluoruración de la sal de consumo humano

•Comprimidos o gotas: este aspecto es de gran importancia al implementar otras fuentes masivas de suministro de flúor pues los pediatras son muy propensos a indicar la utilización de tabletas o gotas a sus pacientes sin tener en cuenta en muchos casos las otras fuentes, siendo causa entonces de fluorosis dental

•Fluoruración del agua de consumo escolar

•Fluoruración de la leche

Las formas tópicas se refieren a aquellas aplicaciones que se realizan con determinada periodicidad. Algunas de ellas son:

•Enjuagatorios con soluciones fluoruradas, cuya periodicidad está en dependencia de la concentración de flúor

•Gel fluorurado: estas aplicaciones pueden ser realizadas por el profesional o por la misma persona, y la periodicidad es mayor que en el caso anterior

•Barniz o laca fluorurada: debe ser aplicado por el profesional pues requiere de un aislamiento de los dientes del fluido salival para incrementar su efectividad. La periodicidad es más amplia que los métodos anteriores, aunque depende de las características individuales de la persona
•Profilaxis con pasta fluorurada: se utiliza por el profesional cuando hace tratamiento profiláctico al paciente

•Cremas dentales con flúor: es utilizada por la persona cada vez que realiza el cepillado dental, se recomienda que este sea 4 veces al día. Es importante tener en cuenta esta práctica a la hora de implementar otros Programas de Fluoruración pues puede ser causa de altas dosis de flúor y por tanto producir fluorosis dental en las poblaciones. Se recomienda que las concentraciones en las cremas sean mínimas y de ser posible que no se utilicen con flúor.

En todos los casos es importante tener en cuenta que la dosis necesaria para las personas es de 0.05 a 0.07 mg por kilogramo de peso corporal.

Desde principios del siglo pasado en que se identificó la asociación entre el flúor presente en el agua de consumo y la baja prevalencia de caries en poblaciones de Estados Unidos, no se ha detenido su uso, demostrándose reducciones entre un 40 y un 80% en la prevalencia de caries cuando se sistematiza su uso a través del agua o la sal, a pesar de que existen algunos investigadores que plantean posiciones contrarias.

Consideramos que alcanzar una administración adecuada de flúor, en las cantidades requeridas para incrementar la resistencia del diente, sin llegar a producir fluorosis dental, es el método más efectivo y eficiente que existe actualmente para lograr prevenir la caries dental en todas las poblaciones.


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