miércoles, 20 de febrero de 2013

Sensibilidad dental: ¿A qué se debe?


La sensibilidad dental es un problema que afecta a una parte muy amplia de la población, y además de manera crónica, durante algún momento de nuestra vida.



Cuando decimos que tenemos los dientes sensibles nos referimos a que sentimos punzadas de dolor o molestias en determinadas ocasiones como cuando disfrutamos de un helado o una bebida fría, de una comida caliente o incluso cuando estamos saboreando algo dulce.

¿Qué causa la sensibilidad de los dientes?
Pero, ¿por qué la sufrimos? La razón principal es la exposición de la dentina, que en circunstancias normales se encuentra cubierta por el esmalte, y está compuesta por unos pequeños conductos llamados túbulos que contienen ramas nerviosas procedentes de la pulpa. Cuando la dentina está expuesta, la temperatura fría o caliente afecta en mayor proporción el nervio, produciendo la molestia.

Otro tipo de sensibilidad dental es la sensibilidad dental, que afectaría ya no a la dentina, sino a la parte interna y blanda del diente donde se encuentran los nervios. Esta es más dolorosa y su tratamiento no es tan sencillo como en el caso anterior, sin embargo, no es nada que no se pueda remediar. También es posible que los trastornos de mordedura como el bruxismo afecten a los nervios, provocando cierta molestia y sensibilidad dental.

 El deterioro dental puede afectar a uno o varios dientes y entre sus causas destacan:

El cepillarse los dientes demasiado fuerte, lo que desgasta la capa de esmalte.
Una mala higiene bucal, permitiendo la acumulación de sarro en la encías.
El desgaste del diente debido a la edad.
Las caries sin tratar.
Un antiguo relleno con alguna fisura o grieta.
El retroceso de las encías, que dejan al descubierto las raíces dentales.
Un blanqueamiento dental realizado en pacientes cuyas raíces dentales ya están expuestas.
La ingestión de alimentos y bebidas ácidas.

¿Cuándo debemos tratarla?
Pero la pregunta que nos puede asaltar es, si la sensibilidad dental es tan habitual, ¿cuándo debemos considerar que es un problema grave? ¿Cuándo tenemos que acudir a un especialista?

La sensibilidad dental moderada o la que aparece una vez y remite no debe preocuparnos, sin embargo, si se prolonga durante más de unas pocas semanas debe ser tratada. Debemos programar limpiezas y saber cada cuánto tiempo debemos hacerlas, además de conocer las causas de la sensibilidad y poner nuestro caso en manos del dentista. La mayoría de los casos de sensibilidad en los dientes son fáciles de tratar, por lo tanto, lo más sensato es acudir al especialista ante cualquier duda.

 Consejos para prevenir la sensibilidad dental
En lo que se refiere a la prevención, podemos dar algunos consejos para reducir las posibilidades de padecerla.

Es muy importante tener una higiene dental adecuada, cepillándonos los dientes a diario y usando hilo dental, usando un cepillo suave y con movimientos delicados de arriba abajo. Es también recomendable el uso de dentífricos con flúor y de enjuagues bucales, o incluso alguna pasta especializada para sensibilidad dental. Otro aspecto importante es el tratamiento del bruxismo (rechinar de dientes), que también puede afectar a la sensibilidad.

Este problema de la sensibilidad dental es bastante tratable, sea cual sea la causa. Nuestro dentista o higienista dental puede realizar una limpieza sobre nuestros dientes, llegando incluso a usar anestesia local si nuestros dientes son especialmente sensibles a este tipo de tratamientos.

Tratamientos más habituales para los dientes sensibles
Después de una limpieza, nuestro especialista puede aplicar un barniz de flúor para proteger los dientes, especialmente los afectados por esta dolencia, lo que reduce temporalmente la sensibilidad y además fortalece los dientes.

Otro método para paliar la sensibilidad son los tratamientos específicos de la sensibilidad, que consisten en bloquear los túbulos expuestos, reduciendo así la posibilidad de molestia. Y dentro de las técnicas más avanzadas, nuestro dentista puede usar el láser para alterar dichos túbulos y reducir el dolor.

Si tenemos alguna duda sobre los enjuagues bucales que debemos utilizar, debemos consultar con nuestro dentista, ya que algunos de ellos son ácidos y podrían empeorar el problema inicial.

Si por el contrario, la sensibilidad que sufrimos es pulpar, es decir, porque la pulpa esté de alguna manera afectada, deberá ser eliminada mediante un tratamiento de conducto, especialmente si el nervio está dañado o muerto. El nervio será eliminado y nos colocarán una sustancia no reactiva en el lugar donde se encontraba en nervio y el diente tendrá que ser restaurado con una corona.

En resumen, la sensibilidad dental es una dolencia fácil de prevenir y de tratar, y aunque afecta a un gran número de personas, no supone un gran problema de salud bucodental.

¿Qué es el sarro? Tratamientos para prevenir el sarro


¿Has visto alguna vez cuando alguien se sonrió que posee una capa amarilla sobre los dientes? Esa capa desagradable se debe a que la persona tiene adherido a los dientes sarro, también conocido como cálculo o tártaro dental.



La formación de sarro en la dentadura es uno de los problemas bucales más comunes que sufren las personas.

Este además de causar enfermedades juega en contra de la estética dental, ya que no es nada agradable ver una capa de color amarrillo o en algunos casos amorronada sobre las piezas dentales. Esta es otra de las causas que arruina la sonrisa y por eso cada vez más personas optan por evitar sonreírse.

Composición del sarro
El sarro es una mezcla de placa bacteriana, restos de alimentos y muchas bacterias que no fueron completamente eliminadas y se endurecieron. Esta se acumula de manera excesiva sobre los dientes, las encías, las prótesis o en los aparatos de ortodoncia y las sales minerales que contiene la saliva hacen que esta se endurezca. Por eso es que se sitúa en la parte de los dientes que estén mas cercas a los conductos salivales. Las caras inferiores de las piezas dentales y en el borde de las encías son las zonas más afectadas.

Después de que el tártaro dental se adhirió es muy difícil de quitarlo, aun más si tiene mucha cantidad. Lo único que puede desprender el sarro de la dentadura es un proceso realizado por el odontólogo llamado “raspado radicular“. Éste es indoloro y se utiliza un instrumento que pose la punta como un gancho para quitar el sarro. El tratamiento dura aproximadamente 1 hora.

Si no se quita lo antes posible, el cálculo producirá irritación, inflamación e infección en las encías y luego avanzará a la enfermedad de periodontitis, la cual produce la pérdida de los dientes.

La aparición de caries y el mal aliento (halitosis), son otra de las consecuencias del sarro. También retiene mucho más placa bacteriana y residuos. Al tener una superficie porosa, las manchas se adhieren fácilmente y con el tiempo la capa suele teñirse de colores más oscuros, más en las personas que fuman y consumen excesivamente café, vino y alimentos con colorantes.

También se producen molestias intensas y desagradables, la persona siente constantemente sabor amargo en la boca. Además esto arruina totalmente la imagen personal. Este da un aspecto a persona poco aseada y pulcra.

¿Cómo se puede evitar la aparición de sarro dental?
El sarro aparece por tener una mala higiene bucal. Es decir, que debe prestar mas atención en esa área. Quizás no este higienizando correctamente su boca.

El cepillado debe realizarse de forma vertical y no horizontal, ya que esto no elimina la placa sino que la adhiere y además desgasta el esmalte que protege las piezas dentales y luego sufrirá de otro problema bucal más llamado “sensibilidad de los dientes”. Debe asegurarse de eliminar completamente la placa bacteriana y los restos de comida.

Verifica si los instrumentos que utiliza para la higiene bucal son los correctos, y utilice los complementos para que la limpieza sea más intensa: seda dental encerada y enjuague bucal.

No olvide de cambiar el cepillo dental cada tres o cuatro semanas, y desinfectarlo con agua hervida después de cada lavado. También puede agregarle una cucharadita de bicarbonato de sodio al agua que utiliza para enjuagar luego del cepillado, además de desinfectar su boca la mantendrá fresca sin mal aliento.

Debe limpiar la dentadura después de cada comida, o al menos dos veces por día. En caso de que no pueda realizar el cepillado, enjuague su boca con abundante agua para eliminar las bacterias y los residuos de los alimentos.

Errores que cometemos con nuestra dentadura


Generalmente a las personas les causa mucho miedo visitar al dentista, sin embargo es necesario que dos o tres veces al año acudas para que verifique si todo marcha perfectamente o existen problemas. Pero estas visitas no son iguales a cuando acudes al centro odontológico por un dolor intenso, una infección, etc. 
En este caso el dentista ya se maneja con otros instrumentos y herramientas para realizar los tratamientos.

Para evitar este tipo de visitas y las molestias que causan estos problemas bucales, debes mantener ciertos cuidados y seguir ciertos consejos para tener unos dientes saludables.

Las personas cometen inconscientemente errores muy comunes que dañan la salud bucal. Estos errores suceden porque no están informados o porque se dejan llevar por mitos y antiguas historias que no son ciertas.

Estos errores causan complicaciones y hasta enfermedades que tendrán que ser atendidas y tratadas por un especialista. 



Algunos de los errores más comunes son:

Cepillo de dientes
Elegir un cepillo de dientes con cerdas duras para limpiar mejor la dentadura: El cepillado debe ser con un cepillo de cerdas suaves y blandas, las cerdas duras sólo lograrán irritar y golpear las encías. Si éstas se encuentran inflamadas este tipo de cepillo empeorará la situación.
No cambiar el cepillo de dientes: 
Los odontólogos recomiendan cambiar de cepillo de dientes cada tres meses, para que evitar que se acumulen mucha cantidad de bacterias y porque las cerdas abiertas y viejas no limpian correctamente la dentadura.

No lavar el cepillo de dientes después de la limpieza: 
Es muy importante que después de lavar los dientes lave el cepillo con agua hirviendo, así no quedará resto de pasta dental ni bacterias. Luego debe sacudirlo para eliminar el agua y dejarlo secar en un lugar aireado. Si las cerdas quedan húmedas se formarán millones de bacterias, que luego las llevaremos a la boca cuando cepillemos las piezas dentales.

Cepillado incorrecto
Cepillar fuerte y muchas veces para limpiar y eliminar las manchas en los dientes. Este error lo cometen la mayoría de las personas y puede traer severas complicaciones. Al cepillar bruscamente y muchas veces al día logrará que el esmalte que cubre las piezas dentales se desgaste. Cuando ocurra esto aparecerá la sensibilidad dental. La sensibilidad dental causará dolor intenso y molestias al consumir alguna bebida o alimento muy caliente o frío.
Otro de los errores es cepillar los dientes de manera horizontal. De esta forma, el cepillo no logra barrer correctamente los residuos y la placa bacteriana bien, además de que desgasta el esmalte. Así pues, cuando limpies tus dientes, hazlo de manera vertical.

Enjuague y seda dental
No utilizar enjuague bucal ni seda dental: Estos son complementos para lograr una mayor higiene bucal y eliminar el mal aliento. Cuando se realiza el cepillado hay lugares donde este no puede limpiar completamente y también hay bacterias y residuos que no fueron removidos. El enjuague y la seda dental eliminan completamente todo lo que cepillo no pudo.

Olvidarse de lengua y mejillas
No cepillar la lengua y las mejillas: En estas zonas se ubican millones de bacterias y muchas personas olvidan limpiarlas. No cepillar lengua y mejillas puede ser una de las causas del mal aliento.

Caras internas de los dientes
No limpiar las caras internas de los dientes: Estas partes como no son visibles algunas personas no las limpian. Es más difícil de cepillar pero debes hacerlo a diario porque allí también se acumula bastante placa, si no la eliminas luego se convertirá en sarro.

Tomar demasiada agua con gas (agua gasificada)
El agua gasificada también daña las piezas dentales, no tanto como las gaseosas porque el agua gasificada no contiene colorante ni azúcar, pero el gas que contiene debilita el esmalte de los dientes. Así pues, intenta beber agua mineral siempre que te sea posible.

Corrija estos errores y evitará infecciones y problemas que pueden destruir su dentadura. Con solo prestar un poco de atención podrá lucir una buena salud bucal.

martes, 12 de febrero de 2013

Conozca mas a sus dientes




Estás mordisqueando una manzana y mientras masticas, hablas con un amigo sobre la tarea de matemáticas de ayer. De repente notas algo raro - ¡finalmente se te ha caído un diente! Parecía que había estado suelto durante una eternidad. Ahora lo tienes frente a ti y tienes un hueco en medio de la boca en el que podrías encajar una sorbete.

Antes de poner el diente debajo de la almohada, ¿sabías que lo que se ve no es más que una parte? El diente tiene muchas partes distintas que lo hacen funcionar. Y los dientes no sólo te ayudan a masticar, sino que también te ayudan a hablar. Así que es hora de hacer una excursión y averiguar la verdad acerca de ese diente- ¡y todos los demás!

Dientes pequeñitos
Si alguna vez has visto a un bebé comer su melocotón (duraznos) triturado, sabrás entonces que los dientes son una parte del cuerpo con la que no nacemos automáticamente. Los dientes no son como el corazón o el cerebro - no están allí, listos para empezar a funcionar desde el primer día en que nace una persona. Aunque un bebé tiene las raíces de lo que serán sus dientes incluso antes de nacer, éstos no son visibles hasta que cumplen 6 ó 7 meses. Después de eso, van apareciendo cada vez más dientes en la boca - ¡y entonces, ya no más melocotones triturados!

La mayoría de los niños tiene todos los dientes antes de cumplir 3 años. Se llaman dientes primarios y hay unos 20 en total. (También se llaman a menudo dientes de leche). Cuando el niño se hace algo mayor, estos dientes empiezan a caerse uno a uno. Quizás recuerdes la primera vez que se te cayó un diente; suele suceder entre los 5 y los 6 años, cuando el niño está en primer grado. Pero por suerte, cuando se caen estos dientes, no te quedas como un bebé, sin dientes y alimentándote de melocotones triturados. Un diente primario se cae para hacerle sitio al diente permanente que hay detrás de él. Lentamente, los dientes permanentes crecen y ocupan el lugar de los dientes primarios. Aproximadamente a los 14 años a la mayoría de niños se les han caído todos los dientes de leche y tienen todos los dientes permanentes. Hay 28 dientes permanentes en total -¡ocho más que antes! Unos 6 años más tarde, aproximadamente a los 20 años, crecen cuatro dientes más en la parte posterior de la boca, completando la serie con un total de 32 dientes.


¿Qué es una caries?


Caries. Ésta es la palabra que nadie quiere oír en la consulta del dentista. Las caries de desarrollan cuando los dientes se deterioran o se rompen. Una caries dental es un agujero que se hace en un diente y que, con el tiempo, puede hacerse más grande y profundo. Si tienes una caries, es importante que vayas al dentista para que te la trate.
Pero, ¿por qué se hacen agujeros en los dientes? La culpa la tiene la placa. La placa dental es una sustancia pegajosa y viscosa compuesta principalmente por gérmenes que hacen que los dientes se deterioren. Las bacterias que tienes en la boca fabrican ácidos, de modo que, cuando la placa se adhiere a tus dientes, los ácidos pueden atacar la parte más superficial de los dietes, llamada esmalte.
Si no vas al dentista, los ácidos se abrirán paso a través del esmalte dental, pasando a atacar y corroer las partes más internas del diente, que también se deteriorarán. Si alguna vez has tenido dolor de muelas o has oído a algún adulto quejarse por ese motivo, podría ser porque la caries había llegado al interior del diente, donde se encuentran las terminaciones nerviosas. ¡Qué dolor!
El dentista te examinará atentamente la dentadura y tal vez te haga una radiografía. Si descubre una caries, la reparará primero eliminando la parte picada del diente con un torno, un taladrador médico que utilizan los dentistas. Después rellenará el hueco del diente con un material especial. Esto se denomina empaste.
¿Duele? A veces sí, pero el dentista puede ponerte anestesia. Es un tipo de medicamento que "duerme", o deja insensible, el área que rodea al diente afectado por la caries para que el dentista te lo pueda empastar sin que tú experimentes dolor.
Aunque las caries dentales tienen tratamiento, intenta evitarlas cuidándote los dientes. Aquí tienes cómo lo puedes hacer:
  • Lávate los dientes utilizando pasta de dientes que contenga flúor después de cada comida o, como mínimo, dos veces al día. La hora de acostarse es un momento importante para lavarse los dientes.
  • Al lavarte los dientes cepíllatelos de arriba abajo y describiendo movimientos circulares.
  • Cepíllate también las encías con suavidad para mantenerlas sanas.
  • Utiliza seda dental una vez al día para eliminar la placa y la comida que queda atrapada entre los dientes.
  • Limita el consumo de dulces y de bebidas azucaradas.
  • Ve al dentista dos veces al año para que te haga revisiones regulares. Ojalá escuches estas palabras maravillosas: "¡Ni rastro de caries!"

Sonría feliz




Cuando te hacen una fotografía, todo el mundo te dice: "¡Di whisky!” “¡Sonríe!" Y tú lo haces -abres la boca y enseñas los dientes. Cuando te enseñan la foto, ves a una persona feliz devolviéndote la mirada. Cuanto más sanos tengas los dientes, más feliz parecerás. ¿Por qué?

Es porque tus dientes son importantes por muchos motivos. Si te los cuidas, ellos te cuidarán a ti. Si tienes los dientes fuertes y sanos, podrás masticar bien los alimentos para crecer y desarrollarte adecuadamente. Los dientes también te permiten hablar con claridad. Y sí, también te ayudan a tener mejor aspecto.

¿Por qué es importante tener unos dientes sanos?
¿Por qué te interesa cuidarte los dientes? Si te cuidas los dientes, ayudarás a prevenir la formación de la placa dental, que es una capa muy fina que se pega a los dientes. Tal vez no te preocupe demasiado el hecho de tener placa dental, pero el problema es que es muy pegajosa y actúa como un imán para las bacterias y el azúcar.

Como las hormigas en un picnic, las bacterias se enloquecen por el azúcar que tienes en los dientes y lo descomponen en ácidos que destrozan el esmalte dental, provocando la formación de unos agujeros en los dientes denominados caries. La placa dental también provoca gingivitis, una enfermedad en la que las encías se enrojecen, inflaman y duelen. Las encías son el tejido rosa y blando que tienes en la boca y que sujeta los dientes.

Si no te cuidas los dientes, no tardarás mucho en tener caries y dolor de encías. Lo pasarás mal al comer y, desde luego, no te apetecerá mucho sonreír.

Antes de que se inventara la pasta de dientes
Tenemos una gran suerte de saber tanto sobre cómo cuidarnos los dientes. Antiguamente, cuando la gente se hacía mayor, se le iban cayendo los dientes a trozos, lo que era muy doloroso. Para librarse del dolor de dientes, se los tenían que sacar. Al final, la gente aprendió que era importante lavarse los dientes, pero todavía no se había inventado la pasta de dientes. Mientras te lavas los dientes con tu pasta de dientes con sabor a menta fresca, piensa en las cosas que utilizaba antes la gente para lavarse los dientes:

tiza o carbón en polvo
zumo de limón
ceniza (ya sabes, lo que queda tras un incendio)
una mezcla de tabaco y miel.
¡Qué asco!

No fue hasta hace unos 100 años que alguien inventó una especie de crema con sabor a menta para lavarse los dientes: la pasta de dientes. El tubo de pasta de dientes no tardaría mucho en inventarse, lo que permitió a la gente poner fácilmente la pasta en el cepillo de dientes. La conducta de la lavarse los dientes se popularizó durante la segunda guerra mundial. El ejército de EE.UU. daba cepillos y pasta de dientes a los soldados, y éstos se lavaban los dientes dos veces al día. En aquel entonces, los tubos de pasta de dientes se fabricaban con metal; los de hoy son de plástico blando ¡y mucho más fáciles de manipular!

Hoy en día hay muchas pastas de dientes entre las que elegir, con multitud de colores y sabores, y hay marcas especialmente fabricadas para niños. Las personas que tienen los dientes bonitos anuncian pastas de dientes por televisión y en las revistas. A la hora de elegir una pasta de dientes, asegúrate de que contiene flúor. El flúor fortalece los dientes y los protege de las caries.

Para lavarte los dientes, no necesitas mucha pasta: con un poco de pasta, del tamaño de un guisante, basta. No es una buena idea tragarse la pasta, de modo que asegúrate de enjuagarte bien la boca después de cepillarte los dientes y de escupir cuando hayas acabado.

¿Cómo puedes tener unos dientes sanos?
Los niños pueden cuidarse los dientes siguiendo los siguientes pasos:

Lávatelos por lo menos dos veces al día -después de desayunar y antes de acostarte por la noche. Si puedes, lávatelos también después de la comida y después de tomar un tentempié dulce. Lavarse bien los dientes ayuda a descomponer la placa dental.

Cepíllate todos los dientes, no solamente los que están delante y se ven más. Dedica un tiempo a los dientes laterales y a la cara interna de todos ellos. No te cepilles las encías.

Dedica tiempo a lavarte los dientes, por lo menos tres minutos cada vez. Si te cuesta calcular el tiempo, utiliza un cronómetro o ponte una canción que te guste para ayudar a pasar el tiempo.

Pregunte a su dentista si un enjuague bucal antibacteriano de boca tiene razón para ti.

Asegúrate de que tu cepillo de dientes es de cerdas suaves (en el envoltorio pondrá si es suave, medio o duro). Pide a tus padres que te cambien el cepillo de dientes cada tres meses. Las cerdas de algunos cepillos cambian de color cuando toca cambiar de cepillo.

Aprende a utilizar seda dental, lo que es muy importante para mantener los dientes sanos. Las primeras veces que utilices seda dental tal vez te resulte extraño, pero en poco tiempo te harás un experto en su uso. Desliza la seda dental entre cada par de dientes adyacentes y a lo largo de la línea de las encías. La seda dental permite eliminar los restos de alimentos ocultos y llegar adonde no puede llegar el cepillo de dientes por muy bien que uno se lave los dientes.

¡También puede cepillar la lengua para ayudar a mantener el aliento fresco!
También es importante que vayas al dentista dos veces al año. Aparte de evaluar si tienes caries o enfermedades que afectan a las encías, el dentista te ayudará a mantener los dientes superlimpios y tal vez te enseñe a sacar el mejor partido del cepillo de dientes y de la seda dental.

Para mantener los dientes sanos no sólo tienes que lavártelos bien y utilizar seda dental -también tendrás que tener cuidado con lo que comas o bebas. Recuerda que la placa dental está siempre esperando a que llegue el preciado azúcar. Come abundante fruta y verdura y bebe agua en vez de refrescos ¡y no te olvides de sonreír!

lunes, 4 de febrero de 2013

Manejo de emergencias dentales



El trauma de las lesiones en la boca y en los dientes se pueden reducir si se toman medidas apenas se produce la lesión. Las sugerencias a continuación podrían ayudarle a aliviar el dolor, acelerar el proceso de cicatrización y quizás hasta salvar un diente después de una emergencia dental.

Dolor de muelas

Si tiene dolor de muelas, limpie con cuidado el área afectada con un cepillo de dientes de cerdas suaves e hilo dental. Enjuague la boca con agua tibia y sal. No coloque una aspirina en las encías o dientes porque puede quemarle. Aplique una compresa fría si tiene hinchazón facial. Tome acetaminofén (por ejemplo Tylenol®) y llame a su dentista lo más pronto posible.

Diente flojo

Si usted o alguien que conoce siente que un diente empuja hacia adelante o hacia atrás, trate de ubicarlo en su posición con muy poca presión. No fuerce el diente en el alveolo. Trate de ir al dentista lo antes posible. El diente se estabilizará y quedará en el lugar hasta que llegue al consultorio dental con una gasa o toalla húmeda.

Diente roto

Primero, enjuague la boca con agua tibia y manténgala limpia. Se necesita cuidado dental de inmediato, por lo tanto, contacte a su dentista enseguida. El tratamiento dependerá de la gravedad de la fractura y puede variar desde limar el área golpeada hasta pegar con un material del color del diente o colocar una corona. Si se ha dañado el nervio también puede necesitar tratamiento de endodoncia.

Lesión en el tejido blando

Si se muerde, corta o pincha la lengua, los labios o las mejillas, puede sangrar. Aplique una presión firme en el área lastimada con una gasa o un paño limpio. Si el sangrado no se detiene en 15 minutos, contacte a su dentista o a su médico de inmediato. Es posible que necesite puntos. Si no sangra, limpie el área con una gasa o un paño limpio con agua tibia. Aplique una compresa de hielo en el área magullada o hinchada y contacte a su dentista para recibir indicaciones.

Independientemente del tipo de lesión, mantener la calma y acudir al dentista rápidamente es lo mejor que puede hacer cuando enfrente una emergencia dental. Para estar preparado para una emergencia también puede llevar un kit de cuidado dental que incluya un pañuelo, gasa, un recipiente pequeño con tapa, solución salina, agua y el número de teléfono de su dentista. Estos elementos adicionales podrían ser beneficiosos para acelerar el proceso de curación.

Evite lesiones dentales cuando haga deportes




El verano es el momento para disfrutar del aire libre. Sin embargo, muchos deportes populares de verano, como la natación o el softball, pueden representar un peligro para los dientes. Aquí encontrará varias actividades de la temporada que podrían causar lesiones dentales y maneras para mantener su sonrisa protegida:

Natación

Los nadadores frecuentes pueden correr el riesgo de desarrollar manchas marrones oscuras o amarillentas en los dientes.

Aquellos que nadan más de seis horas por semana exponen los dientes continuamente a agua tratada con productos químicos. El agua de la piscina contiene productos químicos que hacen que tenga un pH más alto que el de la saliva. Como consecuencia, las proteínas de la saliva se desintegran rápidamente y forman depósitos orgánicos en los dientes. Estos depósitos marrones y duros, denominados “sarro del nadador”, aparecen con mayor frecuencia en los dientes frontales.

El sarro del nadador puede comúnmente eliminarse con una limpieza dental profesional.

Buceo

El buceo, un deporte que practican muchísimas personas, puede causar dolores en la articulación de la mandíbula, problemas en el tejido de las encías u odontalgia (dolor en el centro del diente).

Todos estos síntomas dan como resultado lo que se denomina "síndrome del buceador" (o barodontalgia), un cuadro causado por el cambio de presión de aire que ocurre al bucear y cuando los buceadores muerden con mucha fuerza sus reguladores de aire. La odontalgia se produce por el cambio de presión del aire, particularmente si el buzo tiene caries grandes, empastes temporales, enfermedades en las encías, abscesos periodontales o tratamientos de endodoncia incompletos.

La mejor manera de evitar estos problemas es visitar al dentista antes de bucear y asegurarse de que su salud oral sea la mejor. Consulte a su dentista sobre cómo colocarse la boquilla del regulador de aire. A veces, quienes tienen dentaduras postizas pueden tragárselas sin darse cuenta al bucear. Por eso, si tiene una dentadura postiza debe consultar con el dentista antes de bucear para prevenir posibles problemas.

Deportes de contacto (fútbol, softball, baloncesto, etc.)

Los jugadores de fútbol tienen más posibilidades que los jugadores de fútbol americano de sufrir una lesión dental y estas estadísticas no incluyen a aquellas personas que juegan juegos de atrape con amigos.

El fútbol es un deporte en el que el uso de protectores bucales y faciales no es obligatorio, lo que aumenta la probabilidad de que se produzcan lesiones en la zona de la boca y el rostro. Otros deportes que presentan riesgos similares son el softball, el baloncesto y los juegos de atrape del fútbol americano tocado. Además de causar lesiones durante el contacto, estos deportes también pueden ser costosos para personas que tienen trabajos dentales importantes, especialmente para aquellos que usan correctores dentales.

Al participar en estos deportes, el protector bucal es su mejor aliado. Se calcula que los protectores bucales previenen más de 200,000 lesiones cada año. El uso del protector bucal puede evitar que se dañen los correctores dentales u otros trabajos de ortodoncia, así como prevenir cortes en la boca, lesiones en la mandíbula y daños en los dientes.

Existen varios tipos de protectores bucales. Consulte con su dentista para saber cuál es el mejor para usted.

Protectores bucales prefabricados: la opción menos costosa es un elemento “listo para usar” que puede adquirirse en una farmacia o tienda de productos deportivos. Este tipo de protector bucal ofrece la menor protección debido a que el ajuste es limitado. Si bien es mejor que no usar nada, un protector bucal prefabricado no se considera un dispositivo de protección facial aceptable.
Protectores adaptables a la boca: estos protectores son moldes con revestimiento o moldes para “hervir y morder” y se adquieren en las tiendas de productos deportivos. El molde está revestido de acrílico o goma. Cuando se lo coloca en la boca del atleta, el material de revestimiento del protector se amolda a los dientes y se fija.
Protectores bucales hechos a la medida: la mejor opción es un protector bucal hecho a la medida por su dentista. También es la opción más costosa (y quizás no esté cubierta por su plan dental; consulte el folleto de Evidencia de cobertura) pero un protector hecho a medida ofrece el mejor nivel de protección, adaptación y comodidad ya que está hecho a partir de un molde para adaptarse a sus dientes.

Cuida tus dientes en verano



Llega el verano y nuestro chip cambia, los días son más duraderos y acompañan a otro tipo de vida, cambiamos tanto de vestuario cómo nuestra manera de hacer.

El verano invita a salir más, tomar más alimentos fuera de casa y sobretodo bebidas que sacien la sed cómo son los helados, bebidas con azúcar…

¡Vigila! El exceso de azúcar incentiva la aparición de caries y los alimentos demasiado  fríos provocan la denominada  “hipersensibilidad dental”.

A continuación te damos unos pequeños consejos para que disfrutes de estos momentos sin miedo a las consecuencias:

Principalmente ten cuidado con los cambios de temperatura bruscos en los dientes, el contraste frío-calor ocasiona la contracción y dilatación de las diferentes tejidos del diente, para así evitar las fisuras dentales que predisponen a la sensibilidad dental, principalmente en aquellas personas que padecen esta molestia relacionada con la retracción de las encías, caries no tratada o malos hábitos en la  limpieza bucodental.

Limpiar los dientes tres veces al día con una buena técnica de cepillado, un cepillo suave e hilo dental.

Usar pasta de dientes o enjuagues con flúor y nitrato potásico, Provitamina B y Alantoína.

Realizar cada cierto tiempo una limpieza bucal para eliminar la placa dental.
Tomar una dieta rica en proteínas, vitamina C y calcio.

No uses los dientes para otra cosa que no sea para masticar, es decir, no se debe abrir botellas ni envases.

No apretar los dientes por tensión o estrés.

Sigue nuestros consejos y disfruta del verano con una ¡¡¡sonrisa radiante!!!